domingo, 13 de noviembre de 2016

A tiro limpio (1963)




Director: Francisco Pérez-Dolz
España, 1963, 86 minutos

A tiro limpio (1963) de Paco Pérez-Dolz

Magnífico ejemplo del cine policíaco barcelonés, junto con otros títulos de Iquino o de Rovira-Beleta, A tiro limpio (dirigida en 1963 por Francisco Pérez-Dolz) es, a día de hoy, una película de culto con todas las de la ley. Y lo es por varios motivos.

En primer lugar, porque Pérez-Dolz apenas realizó dos largometrajes en un par de años y ya no volvió a firmar ninguno más (el otro fue la comedia, al servicio del humorista Cassen, El mujeriego). Pero, por otra parte, porque éste fue su proyecto más personal, con planos inolvidables que nos devuelven a una Barcelona de meublés y barracas que ya no existe.



Como el arranque, filmado en el asiento trasero de un coche en marcha conducido por Martín (Luis Peña) y Antoine (Joaquín Navales): ambos se dirigen a dar un golpe en un garaje a las 7:23 de la mañana y, mientras tanto, desde Radio Condal recitan poemas de amor de Lope de Vega y de Tirso de Molina. O aquel lavadero público, en el que los protagonistas se reúnen clandestinamente mientras las mujeres hacen la colada. O la memorable secuencia final, en la parada de metro de Lesseps (Línea 3), donde un cadáver asciende lentamente sobre las escaleras mecánicas...



Conviene no perder de vista, aun así, que estos forajidos no son delincuentes comunes sino que provienen del maquis, lo cual confería a la película un matiz político que contribuyó todavía más a mitificarla: de hecho, el mencionado Martín o Román (José Suárez) y el Picas (Carlos Otero) no dejan de estar inspirados en Facerías, el legendario guerrillero urbano cuya vida recreara, años más tarde, Carles Balagué en el documental La casita blanca (2002). Como míticos son, en otro orden de cosas, la banda sonora jazzística compuesta por el maestro Francisco Martínez Tudó o los títulos de crédito iniciales, con aquellas metralletas en blanco y negro que anunciaban cuál iba a ser el leitmotiv de la película.



En definitiva, todo en A tiro limpio (de la que Jesús Mora llegó a rodar un remake en 1998) parece haber sido concebido en estado de gracia . Y si a cuanto llevamos dicho, que no es poco, se añade el vínculo personal que, durante tres generaciones, unió a la familia Pérez-Dolz con el Colegio San Miguel, se comprenderá, aún más, por qué nos entusiasma tanto esta película. Os dejamos, pues, con una selección fotográfica de la misma.

Paco Pérez-Dolz, en un curioso cameo a lo Hitchcock

Interior del Hospital Clínico de Barcelona

Exterior del Hospital Clínico (Calle Provenza)

Román (José Suárez)

Sardanas en la plaza de la Catedral

Amor/odio: Román y Marisa (María Asquerino)

En el metro: Lesseps (Línea 3)

¡A tiro limpio!


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