Título original: Godspell: A Musical Based on the Gospel According to St. Matthew
Director: David Greene
EE.UU., 1973, 102 minutos
Godspell (1973) de David Greene |
Quizá menos recordado que Jesucristo superstar —el otro musical "divino" del que este año se conmemora el cincuenta aniversario—, Godspell (1973) se basaba, como su propio subtítulo indica, en el evangelio según San Mateo. Nada que ver, por cierto, con la combativa recreación que firmara Pasolini a mediados de los sesenta, sino más bien con la misma espiritualidad hippy de la que bebía el ya mencionado filme de Norman Jewison. Aunque conviene puntualizar que Godspell, que también había triunfado previamente en los escenarios de Broadway, se estrenó cinco meses antes (concretamente, un 21 de marzo).
Aparte de por el excelente repertorio de canciones de Stephen Schwartz que integran su banda sonora, es la esencia cien por cien neoyorquina de la película lo que llama poderosamente la atención. En ese aspecto, el guion de John-Michael Tebelak (1949-1985), autor igualmente del libreto en el que se inspira, establece un claro paralelismo entre la metrópolis moderna y las ciudades pecaminosas (Jerusalén, Babilonia...) de las que hablan las Sagradas Escrituras. Así pues, los diez personajes del reparto huyen, tras escuchar la llamada de un nuevo y pintoresco Mesías, acorde con los tiempos que corren, del mundanal ruido en el que se hallaban inmersos.
Un aire naíf, propio de los mimos callejeros o incluso del teatro experimental, caracteriza las sencillas pero efectivas coreografías que Sammy Bayes ideó para estos jóvenes y sonrientes apóstoles. Tal sería el caso, por ejemplo, de la parábola del buen samaritano o, más adelante, de la excéntrica versión del hijo prodigo, donde se recrea una típica sesión de cine cómico mudo, con pianola y comentarista incluidos, que curiosamente tiene lugar en el Cherry Lane Theatre (local que acogió, dicho sea de paso, el estreno del musical, en 1971).
En oposición a la frialdad un tanto inhóspita de la urbe (la misma que inmortalizara García Lorca en un célebre poemario), el entusiasmo que destilan los chicos y chicas de la troupe mesiánica, con sus caras pintadas y la fantasía por bandera, los convierte en unos bohemios modernos. El espíritu ecléctico e interracial que transmiten, concretado en temas como la optimista "Day by day", no sólo representaba un intento hasta cierto punto desesperado de demostrar la pervivencia del mensaje bíblico en un mundo cada vez más hostil, sino que, al mismo tiempo, ilustra un lema tan propio de aquella época como "La imaginación al poder".
Otro título mítico.
ResponderEliminarTan mítico como ver a sus protagonistas bailar en la cúspide de las Torres Gemelas cuando el World Trade Center aún no estaba terminado del todo.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarTe agradezco que la traigas, esta no la he visto. Me escuchare la banda sonora esta noche en el chollo.
Saludos!
Oye, eso del "chollo" es muy gallego, ¿verdad?: confieso que he tenido que buscarlo en Google para saber que te referías al trabajo.
EliminarSaludos.
Si que lo es, aunque pensé que se había extendido al infinito y mas allá...jeje La RAE recoge esa acepción como algo que se consigue a buen precio, creo que en Asturias si que igual se usa como "trabajo". Luego tenemos el verbo cholllar (en gallego normativo seria traballar), y así podríamos seguir....
ResponderEliminarSaudos!
Siempre va bien aprender algo nuevo. Gracias por el apunte lingüístico.
EliminarSaludos.