Director: Jonás Trueba
España, 2016, 108 minutos
La reconquista (2016) de Jonás Trueba |
La reconquista a la que alude el título de esta película no tiene nada que ver con el proceso histórico de recuperación del territorio peninsular invadido por los musulmanes. Muy al contrario, se trata de un término cuya literalidad expresa que donde hubo fuego siempre quedan rescoldos: una vieja historia de amor que, al cabo de los años, parece renacer de sus cenizas con inusitada viveza.
Después de Los exiliados románticos (2015), otro título de equívocas connotaciones pseudohistóricas, Jonás Trueba ahondaba en su particular visión de las relaciones de pareja con una cinta intimista en la que el protagonismo recaía de nuevo en algunos de sus actores fetiche, caso de Francesco Carril (Olmo) o Aura Garrido (Carla). Sin embargo, es la navarra Itsaso Arana (Manuela) quien interpreta al personaje más relevante de una trama construida en torno a la idea del reencuentro.
Dos treintañeros (él traductor; ella de paso por Madrid tras varios años residiendo en Buenos Aires) reviven, en el transcurso de una noche, sensaciones que alguna vez compartieron y que ya creían olvidadas por completo. Pero una carta, escrita cuando eran adolescentes y que Manuela ha conservado durante todo este tiempo, parece ser el detonante de que la chispa vuelva a surgir entre los dos.
La contención con la que se exponen los hechos juega un papel determinante en una puesta en escena deudora del mejor cine de autor. Buena prueba de ello es la elección del Concierto para dos mandolinas de Vivaldi que suena de fondo en la escena del reencuentro. O la quietud melancólica con la que está filmado el concierto de Rafael Berrio (tristemente fallecido de un cáncer en 2020). Aunque si hay algo que demuestra la conciencia de Jonás Trueba respecto a la unidad y coherencia de su obra es el hecho de que la parte dedicada a rememorar la adolescencia de Olmo y Manuela contiene el embrión del que sería su siguiente proyecto: Quién lo impide (2018-2021).
Una reflexión sobre la huella que deja en algunas personas el primer amor con el que han de lidiar toda la vida sus parejas actuales que saben que la otra persona está allí y han de aprender a navegar con ese lastre y ellos mismos que no acaban de sacudirse aquella influencia del pasado y tratar de avanzar con ella o a pesar de ella, hacia el futuro. Un film con el toque personal del menor de la saga Trueba que ya nos va resultando reconocible y que nos acerca a un romanticismo diferente.
ResponderEliminarPues sí, estoy contigo: el primer amor no sólo marca, sino que puede llegar a convertirse en un lastre.
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