martes, 7 de marzo de 2023

Saint Omer: El pueblo contra Laurence Coly (2022)




Título original: Saint Omer
Directora: Alice Diop
Francia, 2022, 122 minutos

Saint Omer (2022) de Alice Diop


Reinterpretación del mito de Medea en clave contemporánea (con alusión explícita a la adaptación cinematográfica que Pasolini llevara a cabo a finales de los años sesenta), Saint Omer (2022) discurre por los inusuales cauces de un juicio con jurado popular en el que la acusada debe rendir cuentas por el infanticidio de su hija de apenas quince meses. Situación extrema que resulta aún más llamativa por el hecho de que Laurence Coly (Guslagie Malanda) no sólo posee estudios universitarios de filosofía, sino que es, además, autora de una tesis sobre Wittgenstein.

En cambio, Rama (Kayije Kagame) lleva una existencia aparentemente plácida junto a su pareja (blanco, barbudo y roquero). Aunque el pasado de la novelista oculta algún tipo de vivencia traumática en el seno de una modesta familia de origen senegalés con cuya madre nunca llegó a conectar de pleno. Desasosiego que irá en aumento conforme la joven, embarazada de pocos meses, asista como público a las sesiones de una causa con la que se irá gradualmente identificando cada vez más.



No obstante, la implicación emocional de Rama conforme avance el proceso contrasta con la solemnidad del sistema judicial francés, implacable a la hora de juzgar unos hechos que la ley no puede asumir, pero que son humanamente comprensibles si se ahonda en las circunstancias personales de una mujer, unida sentimentalmente a un majadero mucho mayor que ella, a la que la defensa, en su emotivo alegato final, calificará de "invisible" para el resto de la sociedad.

Es precisamente en esos instantes, en los que la cámara capta en plano fijo las declaraciones de la encausada, cuando la cinta adquiere cierto toque documental plagado de silencios de lo más elocuente. Una mirada femenina con la que la cineasta Alice Diop (Premio César, entre otros muchos galardones, a la Mejor Ópera Prima) pretende interpelar al espectador para que éste se sienta partícipe de cuanto ocurre en la sala. Quizá por ello la abogada defensora nos mira fijamente a los ojos desde el otro lado de la pantalla como si quisiera convencernos también a nosotros de que el corazón tiene razones que la razón no puede entender.



4 comentarios:

  1. Un clásico puesto al día, por lo que cuentas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero al mismo tiempo una película muy actual que nos habla del encaje de los africanos de segunda y tercera generación en la sociedad francesa, así como de los vínculos, no siempre bien resueltos, con sus orígenes.

      Eliminar
  2. Hola Juan!
    Algo tienen los ambientes judiciales que siempre acaban por atraparnos. No creo haber visto muchas películas con esa solemnidad que comentas, pensaba que solo existía en el mundo jurídico británico y sus pelucas. Me la apunto.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Fran:

      Ésta es una película que está en boca de todos, quizá porque aborda un tema sumamente espinoso dejando de lado cualquier tipo de sensacionalismo.

      Saludos.

      Eliminar