sábado, 30 de septiembre de 2023

Número cero (1971)




Título original: Numéro zéro
Director: Jean Eustache
Francia, 1971, 113 minutos

Número cero (1971) de Jean Eustache


Una mesa camilla, una mujer de aspecto un tanto varonil parapetada tras sus gafas de sol y, de espaldas a la cámara, el director Jean Eustache, quien va anunciando con la claqueta cada uno de los segmentos que integran Numéro zéro (1971). Casi dos horas de interviú durante las cuales Odette Robert, abuela del cineasta, pasa revista a lo que ha sido su trayectoria vital, una existencia marcada por las duras condiciones de vida que siguieron a la primera contienda mundial y en la que enseguida se menciona una pequeña localidad del distrito de Burdeos cuyo nombre irá repitiéndose sucesivamente a lo largo de todo el relato: Pompignac.

Aparte de lo mucho que fuman, y de la cuerda inagotable que tiene la buena señora, llama poderosamente la atención la inusual camaradería que se establece entre nieto y abuela (sabido es que Eustache, tras el divorcio de sus padres, fue criado por ella), siendo este último quien le va sirviendo los güisquis con hielo e incluso le enciende, en no pocas ocasiones, los cigarrillos, presumiblemente Gauloises, para que así ella no pierda el hilo de lo que en ese momento esté contando.



De esta manera, son muchos los pormenores desvelados por la septuagenaria Odette, como la procedencia vasca de su familia paterna o los hijos que perdió a consecuencia de una fatídica meningitis o sencillamente por muerte súbita. Vivencias, a cuál más dura, que sin embargo no impiden que Madame Robert haga gala en todo momento de un excelente sentido del humor.

Lo cierto es que Eustache apenas si la interrumpe o interpela, con la salvedad de un instante en el que éste atiende una llamada telefónica, actuando más como testigo impasible que como entrevistador propiamente dicho. Por contra, es el objetivo el que se acerca más o menos a la informante (a veces en plano medio, otras mostrando el primer plano de su rostro surcado de arrugas), a medida que la anciana, ahora acogida por el nieto en su apartamento parisino, se sincera con todo lujo de detalles a propósito de su interesantísima biografía.

Con su biznieto Boris por las calles de París al inicio de la película


2 comentarios:

  1. ¡Dos horas!, al menos será amena la charla de la señora.

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    1. Me temo que "ameno" no es el adjetivo más apropiado para calificar un documento que, eso sí, aporta mucha información sobre un período convulso de la historia de Francia.

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