Título original: La nuit du 12
Director: Dominik Moll
Francia/Bélgica, 2022, 115 minutos
La noche del 12 (2022) de Dominik Moll |
Aparte de haber obtenido varios premios César y Lumière, lo verdaderamente llamativo de un thriller como La nuit du 12 (2022) radica en su particular forma de adentrarse en las pesquisas policiales de un crimen sin resolver. De hecho, parece que lo de menos sea identificar al asesino, al cual vemos (aunque encapuchado) en el momento de prenderle fuego a la víctima, sino captar una determinada atmósfera, la vida aparentemente apacible de una ciudad de provincias cercana a los Alpes. A este respecto, el cineasta Dominik Moll reitera una de las constantes de su filmografía, plagada de películas que, desde Harry, un ami qui vous veut du bien (2000) hasta Seules les bêtes (2019), transcurren casi siempre en ambientes alejados del mundanal ruido.
El silencio es, de hecho, uno de los elementos definitorios de una puesta en escena tan lánguida como el lugar donde se sitúa la acción. Así pues, lo cotidiano se impone por encima de elementos narrativos propiamente clásicos, alternando el dolor de los padres de la chica muerta con la camaradería de los agentes encargados del caso. Hasta el extremo de que el guion, basado en una novela de Pauline Guéna, a su vez inspirada en hechos reales, se desdobla en dos tramas simultáneas.
En ese orden de cosas, el empeño del capitán Vivès (Bastien Bouillon) por identificar al autor material del asesinato se traduce visualmente en su obsesivo pedaleo dentro de un velódromo, siempre dando vueltas a los mismos indicios, pero sin llegar nunca a pruebas concluyentes. Un círculo vicioso tan nocivo como la crisis matrimonial a la que debe hacer frente su compañero Marceau (Bouli Lanners), el típico veterano curtido y bastante desengañado.
Lo cierto es que ya desde los créditos iniciales se advierte que la muerte de la joven Clara Royer (Lula Cotton-Frapier) pertenece al veinte por ciento de crímenes que quedan sin esclarecer, lo cual supone un reto a la hora de conseguir que el espectador mantenga su interés de principio a fin. Quizá por ello se producen giros inesperados de otro tipo (y no muy bien resueltos), más propios de una serie televisiva, como la desaparición repentina de Marceau, sobrepasado por el devenir de los acontecimientos, o un salto temporal hacia adelante de tres años. En todo caso, no puede negarse que la historia está bien llevada y cuando finalmente vemos al capitán a lomos de su bicicleta, en plena montaña, queda meridianamente claro que el nudo gordiano de sus inquietudes ha quedado al fin resuelto.
Supongo que los premios obtenidos obedecerán a cierta calidad.
ResponderEliminarSegún se mire: yo considero que los premios son, ante todo, un mecanismo de promoción, independientemente de la calidad de las películas.
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