Título original: Le voyage dans la lune
Director: Georges Méliès
Francia, 1902, 15 minutos
Viaje a la Luna (1902) de Georges Méliès |
El cine apenas mascullaba sus primeros balbuceos de arte incipiente cuando un tal Méliès, ilusionista para más señas, rueda una de las primeras películas de ciencia ficción de la historia. Y lo hace con la inocencia primitiva de quien ignora aún las posibilidades expresivas del lenguaje fílmico, plantando la cámara en un punto fijo para que sean únicamente los intérpretes los que se mueven de aquí para allá ante el objetivo. Es precisamente en dicho candor donde reside el encanto principal de Le voyage dans la lune (1902), obra maestra muda e imagen icónica gracias al simpático rostro de un satélite de queso en cuyo ojo se clava la nave/bala de los primeros hombres que allí ponen el pie.
Por lo demás, la imaginativa recreación de cómo pudiera ser la superficie lunar, recubierta de champiñones colosales e infestada de selenitas saltimbanquis, parece vagamente inspirada en las páginas de Julio Verne o H.G. Wells, si bien es el toque artesanal de Méliès lo que la convierte en una pieza única. En ese sentido, ya desde el cónclave inicial de astrónomos, con sus vistosas túnicas de aspecto medievalizante, la trama adquiere un innegable regusto cómico que irá incrementándose gradualmente conforme se vayan sucediendo los acontecimientos.
Por último, el colorido de sus fotogramas pintados a mano no hace sino reforzar el carácter festivo de una filigrana de orfebrería hoy felizmente restaurada para disfrute de quienes deseen adentrarse en el siempre atractivo universo del verdadero "inventor" del arte cinematográfico, aquel entusiasta (uno de los 35 privilegiados que tuvieron ocasión de asistir a la primera proyección de los Lumière en el parisino Salon Indien) que supo ver el potencial de las imágenes en movimiento.
Desgraciadamente, las fanfarrias y desfiles laudatorios con los que las autoridades civiles y militares reciben en la ficción a los viajeros astrales tras su regreso precipitado a la Tierra (con paso previo por las profundidades marinas) contrasta vivamente con el triste destino que aguardaba a Méliès en la vida real, donde la codicia de Edison le privaría de la explotación comercial de su película en el mercado americano para, posteriormente, acabar sus días regentando un modesto quiosco en la estación de Montparnasse.
Esta sí que es un clásico.
ResponderEliminarMás que eso: la magia e inocencia que transmite la convierten en una joya.
EliminarMe hacés interesarme por la vida de Melies con ese dato final ja. Pocas cosas mas iconográficas que esa luna y ese cohete, saludos!
ResponderEliminarEn ese caso, te recomiendo que veas "La invención de Hugo" (2011) de Martin Scorsese.
EliminarSaludos.
Un creador, un innovador del cine como ficción, que no tuvo el reconocimiento que merecía.
ResponderEliminarY que sería homenajeado por Smashing Punkins, en el videoclip Tonight. tonight.
https://www.youtube.com/watch?v=NOG3eus4ZSo
Saludos.
Sí, muy bueno el vídeo de los Smashing. Gracias por el enlace.
EliminarSaludos.