viernes, 30 de junio de 2023

Sitcom (1998)




Director: François Ozon
Francia, 1998, 85 minutos

Sitcom (1998) de François Ozon


Una comedia tan endiabladamente alocada como Sitcom (1998) denota el genio de un cineasta que, no contento con fustigar una vez a la típica familia pudiente de clase media, volvería a reelaborar, apenas cuatro años después, muchos de esos mismos elementos en la no menos delirante 8 femmes (2002). Aquí, por de pronto, el detonante que altera la apacible existencia del clan protagonista es el descubrimiento y pública confesión de su homosexualidad por parte del hijo. Algo que cae como una bomba en el seno de una casa donde los problemas comienzan tras la llegada de una simple rata de laboratorio que el padre compra como mascota.

Lo que pueda significar ese roedor blanco o lo inverosímil que se vuelve la trama a partir de dicho momento únicamente revela la influencia mal digerida de David Lynch. Lo principal, en todo caso, es que la figura paterna, con su rigidez intolerante, representa el origen de muchos de los males que afectan a los personajes, mientras que la madre (Évelyne Dandry), dispuesta incluso a cometer un incesto similar al que planteaba Louis Malle en Le souffle au cœur (1971), se acabará erigiendo en la figura central del relato.



Luego está también el osado papel que juega la criada española, así como su marido camerunés, ambos traspasando la raya que tradicionalmente marcaría la línea divisoria entre los señores y el servicio. Pero así de transgresoras son las cosas en esta película y tampoco es que la hija de los dueños, aquejada de continuas tendencias suicidas, ande muy fina que digamos.

En fin, disparatada o no, lo cierto es que la propuesta de Ozon subvierte las convenciones de lo que sería una telecomedia o comedia de situación al uso (de ahí el título), dinamitando por la vía directa los prejuicios pequeñoburgueses y aún los valores emblemáticos del patriarcado. Tarea ingente, así a primera vista, pero que el cineasta resuelve con la frescura impetuosa del treintañero que era entonces.



jueves, 29 de junio de 2023

Amantes criminales (1999)




Título original: Les amants criminels
Director: François Ozon
Francia, 1999, 96 minutos

Amantes criminales (1999) de François Ozon


Inspirada libremente en personajes y situaciones que hasta cierto punto podrían considerarse una versión moderna de "Hansel y Gretel", Les amants criminels (1999) se sumerge, sin embargo, en un territorio oscuro y perturbador que bebe de referentes cinematográficos tan reconocibles como, por ejemplo, La noche del cazador (1955), Psicosis (1960) o, sobre todo, Bonnie and Clyde (1967), fusionando elementos de estos clásicos para crear una narrativa cautivadoramente desafiante.

A tal efecto, Ozon se sirve del suspense de una atmósfera inquietante para construir la tensión emocional que impregna cada escena de la trama, de tal modo que la película juega con imágenes oníricas ligeramente surrealistas, como si de un cuento de hadas se tratase, sumergiendo a los personajes en un mundo de pesadilla donde los límites de la realidad y la fantasía se difuminan.



Así pues, se expone el caso de dos adolescentes, Luc (Jérémie Renier) y Alice (Natacha Régnier), dispuestos a todo para satisfacer su amor prohibido. De hecho, la dinámica entre los protagonistas refleja la misma intensidad y pasión destructiva que caracteriza a otras célebres parejas de fugitivos inmortalizadas por el cine, si bien Ozon no teme explorar los aspectos más oscuros de la naturaleza humana, llevando al espectador hacia un terreno de consecuencias inesperadas y retorcidas cuyo epicentro se encuentra en una sórdida cabaña perdida en mitad del bosque.

En definitiva, con Les amants criminels Ozon lograba crear una experiencia cinematográfica aún imperfecta, cierto, pero donde, medio en broma medio en serio, ya se atrevía a desafiar las convenciones sociales (y sexuales) al confrontar al espectador con el lado más oscuro del deseo humano. Una obra fascinante, repleta de continuos saltos temporales, que no deja indiferente a quienes se adentran en su turbulento universo visual.



miércoles, 28 de junio de 2023

Gotas de agua sobre piedras calientes (2000)




Título original: Gouttes d'eau sur pierres brûlantes
Director: François Ozon
Francia, 2000, 82 minutos

Gotas de agua sobre piedras calientes (2000)


Si algo llama poderosamente la atención de Gouttes d'eau sur pierres brûlantes (2000) es que se la puede considerar, con toda justicia, como la película fundacional que contiene el germen de la posterior filmografía de François Ozon. De entrada porque, muchos años antes de que el cineasta francés homenajeara a Fassbinder en Peter von Kant (2022), el filme que nos ocupa ya adaptaba otra pieza teatral suya. Así pues, en muchos sentidos, con su retrato de tortuosas relaciones de pareja y poderosos conflictos sentimentales, el director anticipaba aquí algunos recursos que después ha ido explorando con cierta asiduidad.

Su reducido reparto de apenas cuatro intérpretes contribuye a la intensidad de una trama que se desarrolla principalmente en el espacio cerrado de un apartamento, escenario perfecto para el despliegue de pasiones y tensiones ocultas entre los personajes, lo cual genera una sensación de claustrofobia emocional que termina por envolver al espectador.



Además de su enfoque ligeramente paródico, se aborda también de manera directa y sin prejuicios el trasfondo homosexual de algunos personajes. Tal sería el caso, por ejemplo, del maduro Léopold (Bernard Giraudeau) y el jovencito Franz (Malik Zidi) cuya convivencia, ya de por sí compleja, se verá alterada cuando irrumpan las ex de ambos, Véra (Anna Thomson) y Anna (Ludivine Sagnier).

Valiéndose de diálogos ingeniosos y situaciones cómicas que revelan los aspectos más absurdos de las dinámicas de poder presentes en las relaciones humanas, Ozon sabe sacarle partido a una mezcla de humor y melancolía que termina dando como resultado una frescura (con bailoteo incluido) muy característica del estilo cinematográfico que le ha hecho célebre.



martes, 27 de junio de 2023

Bajo la arena (2000)




Título original: Sous le sable
Director: François Ozon
Francia, 2000, 93 minutos

Bajo la arena (2000) de François Ozon


Dirigida por François Ozon en los albores del siglo XXI, Sous le sable (2000) explora la lucha interna de una mujer de mediana edad (Charlotte Rampling) después de que su esposo Jean (Bruno Cremer) desaparezca inesperadamente a plena luz del día a orillas de una playa. A partir de ese momento, la película se centra en la experiencia emocional de Marie mientras ésta intenta asumir su pérdida. 

De hecho, conforme avance la trama se irá profundizando en su negación y en cómo llega a crear una realidad paralela con tal de mantener viva la esperanza de que el marido regresará alguna vez. En ese aspecto, la interpretación de Rampling resulta excepcional al hacer verosímil el dolor y la soledad de la protagonista.



Asimismo, se logra crear una envolvente atmósfera melancólica, valiéndose de paisajes costeros y escenas íntimas para transmitir las dificultades a las que se enfrentan los personajes. De ahí que la cinta destaque por su representación realista de las diferentes etapas del duelo y la forma que tiene cada individuo de superarlo. Por ejemplo, el pragmatismo de Gérard (Pierre Vernier) y Amanda (Alexandra Stewart) contrasta vivamente con la terquedad con la que Marie, pese a tener delante el cuerpo sin vida de Jean, seguirá negando los hechos en su afán por encontrar paz en medio de la tragedia.

En resumen, Ozon subraya la fragilidad de las relaciones humanas a través de una inteligente puesta en escena, introspectiva y conmovedora, que se desarrolla en un ritmo pausado, permitiendo que el espectador pueda empatizar con la angustia vital de Marie. Lo cual no impide que la trama deje en el aire determinadas incógnitas sobre el futuro inmediato que aguarda a esta mujer, sobre todo en lo concerniente a su nueva relación con Vincent (Jacques Nolot), repleta de silencios elocuentes que agregan profundidad narrativa y permiten, a la vez, un final hasta cierto punto abierto.



lunes, 26 de junio de 2023

Swimming Pool (2003)




Director: François Ozon
Francia/Reino Unido, 2003, 103 minutos

Swimming pool (2003) de François Ozon


La autora de best sellers Sarah Morton (Charlotte Rampling) se traslada desde la inhóspita City londinense a las apacibles inmediaciones del sur de Francia con el firme propósito de hallar inspiración para su próxima novela. Sin embargo, lo que no podía imaginar la célebre narradora británica es que la casa que le ha prestado su editor y amigo John Bosload (Charles Dance) está habitada por una procaz veinteañera...

La sensualidad que transmite el personaje de Julie (Ludivine Sagnier) entronca directamente con la figura de una típica Lolita, si bien los referentes de los que se sirve François Ozon abarcan un espectro muchísimo más amplio de influencias que irían desde las insinuaciones lésbicas de Persona (1966) hasta el morbo latente de Belle de jour (1967) pasando por la tensión erótica de La piscina (1969), de la que el filme que nos ocupa vendría a ser una especie de remake oficioso.



Rodada mayoritariamente en inglés, Swimming Pool (2003) combina elementos propios de los relatos policíacos con una original parábola en torno a la creación literaria, de tal modo que lo que visualiza el espectador no deja de ser el proceso de escritura de una historia que finalmente sólo existe en el imaginario de la propia novelista.

En ese sentido, los límites entre ficción y realidad se desdibujan a lo largo del relato dando pie a una creciente intriga en la que la atracción irresistible que la joven Julie ejerce sobre el resto de personajes irá en aumento hasta desembocar en una turbia trama de secretos inconfesables y crímenes pasionales.



domingo, 25 de junio de 2023

5x2 (Cinco veces dos) (2004)




Título original: 5x2 (Cinq fois deux)
Director: François Ozon
Francia, 2004, 90 minutos

5x2 (Cinco veces dos) (2004) de François Ozon


Curiosa manera de contar una relación de pareja, hacia atrás en el tiempo, desde su divorcio hasta el momento en el que Marion (Valeria Bruni Tedeschi) y Gilles (Stéphane Freiss) se enamoraron a orillas de una playa de Cerdeña. De ahí el no menos peculiar título de la película: 5x2 (cinq fois deux) (2004), en alusión a cinco momentos clave en la trayectoria del matrimonio, pero en orden inverso. Lo más llamativo, sin embargo, no sería tanto la estructura narrativa, sino las circunstancias que rodean cada uno de esos instantes. 

Así, por ejemplo, sorprende que, una vez divorciados, los ya ex esposos mantengan un último y violento encuentro sexual, prácticamente una violación. O que, en el segundo episodio, Gilles aproveche una cena familiar para admitir una infidelidad. El tercer fragmento, el del nacimiento de su primer hijo, muestra también la soledad de Marion en el hospital, adonde él la deja con sus padres. En cambio, el día de su boda fue ella la que cometió adulterio con un desconocido. Mientras que, en el quinto y último capítulo, Gilles ya está con otra mujer cuando conoce a Marion...



En contraposición a la sordidez que dejan entrever dichas escenas, las canciones románticas italianas que se escuchan entre cada una de ellas (temas de Paolo Conte o Luigi Tenco) no sólo sirven de nexo de unión, sino que provocan, además, un distanciamiento claramente irónico al contrastar con la vacuidad que se ha ido apoderando de las vidas de los protagonistas.

La lección que cabe extraer de tan sui géneris planteamiento es que la hipocresía reina en el mundo, y en especial entre los miembros de esta pareja, de modo que los cónyuges se han estado engañando mutuamente sin que uno y otro conociesen sus respectivos secretos. O tal vez la cosa sea aún más grave y, como cantaba Danielle Darrieux al final de 8 mujeres (2002), habría que concluir aceptando aquello tan dramático de que "Il n'y a pas d'amour heureux".



sábado, 24 de junio de 2023

Ángel (2007)




Título original: Angel
Director: François Ozon
Francia/Bélgica/Reino Unido

Ángel (2007) de François Ozon


Segunda incursión en lengua inglesa del francés François Ozon (tras el éxito comercial de la afamada Swimming Pool, 2004), Angel (2007) no pasa de ser un simple biopic a propósito de una exitosa novelista británica. En realidad, el personaje central, Angel Deverell, interpretado por Romola Garai, vendría a ser una especie de trasunto de Marie Corelli (1855-1924) tal y como la imaginó la escritora Elizabeth Taylor (no confundir con la actriz del mismo nombre) en su libro de 1957.

Fantasiosa y rebelde, la joven Angel ascenderá meteóricamente desde la humilde tienda de comestibles que regenta su madre, una oronda viuda sin excesiva fe en el talento de su hija, hasta los salones más selectos de la sociedad eduardiana, adonde, además de ser aclamada gracias a sus frívolas novelas románticas, se enamorará locamente de Esmé (Michael Fassbender), un sombrío pintor que, a pesar de la tortuosa relación que los une (ella todo pasión y alegría; él gris y atormentado), acabará siendo el amor de su vida.



A decir verdad, lo cierto es que el estilo de Ozon, provocativo y un tanto histriónico en muchas de sus películas francesas, queda aquí diluido en aras de un producto decididamente convencional no exento, eso sí, de algún que otro guiño, como la equívoca relación entre la protagonista y Nora (Lucy Russell), hermana de Esmé y devota asistente personal de la literata. En ese orden de cosas, se nota que los productores de la cinta eligieron al director de 8 mujeres (2002) como el candidato idóneo para hacerse cargo de una historia cuyo personaje central destaca por haber llevado una existencia al margen de las convenciones sociales. 

El problema radica en que Ozon, transgresor cuando afronta proyectos personales sobre los que ejerce el control (cuasi) absoluto, difícilmente podía desplegar al cien por cien su temperamento iconoclasta en una coproducción internacional dirigida a un público mainstream. Aun así, o precisamente a causa de ello, la presencia en el reparto de estrellas consagradas como Sam Neill o Charlotte Rampling aporta la necesaria dosis de empaque para salvar un interesante filme de época, pero que, sin embargo, no pasa de correcto retrato de una mujer avanzada a su tiempo.



viernes, 23 de junio de 2023

Ricky (2009)




Director: François Ozon
Francia/Italia, 2009, 89 minutos

Ricky (2009) de François Ozon


Un bebé con alas... Queda la duda razonable de si François Ozon conocía la película Tobi (1978) de Antonio Mercero. O en todo caso Rose Tremain, la novelista británica autora del relato "Moth" en el que está libremente basada la cinta que nos ocupa. Sea como fuere, lo cierto es que Ricky (2009) arranca como un típico drama social inequívocamente realista para, poco a poco, ir evolucionando hacia registros próximos al cine fantástico o incluso la comedia alegórica. 

En ese aspecto, la banda sonora de Philippe Rombi juega un papel fundamental a la hora de crear el necesario ambiente de misterio en torno al elemento central de la historia, esto es: cómo el hijo recién nacido de dos operarios de una fábrica (Sergi López y Alexandra Lamy) se convierte en una especie de angelito capaz de suscitar el interés de los medios de comunicación de masas.



Lo curioso del caso es que, superada la sorpresa inicial, los padres de la criatura normalizarán el hecho de que su niño pueda volar, hasta el extremo de, imbuidos por el sensacionalismo de la prensa, plantearse si no deberían rentabilizar económicamente tantísima expectación.

Aun así, la clave para dar con el sentido último de lo que se pretendió transmitir por medio de semejante parábola habría que buscarla en el adjetivo diferente con el que la madre de la criatura califica varias veces al prodigio que ha traído al mundo. Un rasgo distintivo tras el cual no sería descabellado vislumbrar alguna referencia velada a la condición de cada individuo, ya sea en el plano ideológico (con la irrupción en un contexto obrero de lo real maravilloso) o incluso en el de la identidad sexual, algo, por otra parte, bastante frecuente en la filmografía de Ozon.



miércoles, 21 de junio de 2023

El maestro jardinero (2022)




Título original: Master Gardener
Director: Paul Schrader
EE.UU., 2022, 111 minutos

El maestro jardinero (2022) de Paul Schrader


Desde que Voltaire escribió aquello de “Il faut cultiver notre jardin” ('debemos cultivar nuestro jardín') ha llovido bastante. Lo cual no significa que el aforismo haya perdido en absoluto su vigencia. De hecho, la última película de Paul Schrader, Master Gardener (2022), demuestra hasta qué punto puede ser válida la metáfora cuando se trata de esbozar la trayectoria vital de un sobrio personaje, antiguo supremacista sureño, cuya evolución personal e ideológica le lleva desde las filas del White Power hasta hacerse cargo, una vez rehabilitado, de los parterres de la venerable hacienda Gracewood.

Las esvásticas que aún lleva tatuadas sobre la piel son apenas el recuerdo de un pasado que le asalta de vez en cuando en forma de flashes retrospectivos. Pero Narvel Roth (Joel Edgerton) es ya un hombre nuevo, como lo atestiguan las profundas reflexiones que noche tras noche anota en su diario: "La jardinería es la manipulación del mundo natural. Una creación de orden donde el orden es apropiado. Y los ajustes sutiles del desorden adonde serían eficaces..." Parece una máxima zen, algo que enlaza perfectamente con la proverbial predilección del cineasta por la obra de los japoneses Ozu o Mishima.



Sin embargo, la severa señora Haverhill (Sigourney Weaver) ejerce un dominio maligno sobre su jardinero fiel, tan tóxico como las medusas que decoran las paredes del salón familiar. Tirantez que se hará todavía más tensa cuando la joven Maya (Quintessa Swindell) irrumpa en el día a día de la vetusta mansión venida a menos para demostrar que los polos teóricamente opuestos pueden, por otra parte, complementarse como anillo al dedo.

En cambio, la frialdad que destila el espacio denota, al mismo tiempo, un ambiente represivo muy típico de la América profunda, tal vez el mismo que Schrader ya había retratado en El reverendo (First Reformed, 2017), si bien aquí se opta por soluciones mucho más convencionales que, en determinados momentos (por ejemplo en la visita-ajuste de cuentas a la pareja de traficantes), recuerdan al estilo expeditivo de, pongamos por caso, un Clint Eastwood.



martes, 20 de junio de 2023

Los osos no existen (2022)




Título original: Khers nist
Director: Jafar Panahi
Irán, 2022, 107 minutos

Los osos no existen (2022) de Jafar Panahi


La despiadada situación personal en la que se halla inmerso el cineasta Jafar Panahi, perseguido e incluso encarcelado por las autoridades del régimen iraní, convierten cada uno de sus filmes en un acontecimiento excepcional. Sobre todo cuando, como en el caso de Los osos no existen (Khers nist, 2022), el rodaje se lleva a cabo en secreto, algo que, en cierta manera, refleja la película que nos ocupa al mostrar al director dando órdenes a distancia desde la pequeña aldea donde reside: ficción dentro de la ficción con la que se genera un insólito discurso metacinematográfico de innegable significado alegórico.

Porque no cabe la menor duda de que ese microcosmos de aldeanos furibundos representa en realidad al conjunto de una sociedad teocrática en cuyo seno no tienen cabida ni la tolerancia ni, mucho menos, la libertad de expresión. Y todo por una supuesta foto en la que el forastero, para disgusto de los lugareños, ha captado una pudorosa ceremonia ancestral. De ahí a reconocer el calvario del propio Panahi en su lucha infatigable contra el veto impuesto por los ayatolás no hay más que un paso.



Luego está la historia no menos amarga de la pareja que planea fugarse a la vecina Turquía con pasaportes falsos, tal vez huyendo de la misma intransigencia que, al otro lado de la cámara, condiciona los movimientos del hombre que está contando las vicisitudes de esos dos amantes. A fin de cuentas, como dirá uno de los personajes en un momento clave de la trama, "el miedo es poder".

Ya desde su título, la cinta plantea la necesidad de rebelarse contra los temores que nos vienen infundidos por los poderes fácticos con la única finalidad de alienar al individuo y mantenerlo a raya. Se trata, en ese sentido, de una declaración de intenciones, la enésima por parte de alguien que no se deja arredrar fácilmente y que, como su maestro Kiarostami, explora los límites de la realidad hasta convertir lo local en universal.



domingo, 18 de junio de 2023

Jasón y los argonautas (1963)




Título original: Jason and the Argonauts
Director: Don Chaffey
Reino Unido/EE.UU., 1963, 104 minutos

Jasón y los argonautas (1963) de Don Chaffey


Pocas veces sucede que una película sea más recordada por sus efectos especiales que no por su director o los actores que intervinieron en ella. Sin embargo, buena parte de la celebridad de Jason and the Argonauts (1963) se debe a la maestría de la que hizo gala Ray Harryhausen (1920-2013) en el uso de la animación mediante la técnica artesanal del stop-motion. Todo un portento, concebido mucho antes de que la informática facilitase enormemente las cosas y que hoy, cuando se cumplen sesenta años exactos de su estreno, sigue provocando la admiración de cineastas de la talla de Spielberg o Peter Jackson.

Son muchas las escenas míticas de un filme cuya espectacularidad quedará siempre ligada al titánico autómata de bronce Talos (vagamente inspirado en el Godzilla japonés), las malévolas arpías que incordian a diario al ciego Fineo, la hidra de varias cabezas que custodia el codiciado vellocino de oro y, por encima de todos ellos, el macabro ejército de esqueletos al que Jasón (Todd Armstrong) y los suyos deberán enfrentarse en la batalla final.



Aun así, también la imponente banda sonora de Bernard Herrmann, con sus fanfarrias heroicas a base de metales y percusión, tuvo mucho que ver en la consagración definitiva de una cinta de culto que va más allá del típico péplum. De hecho, la presencia de los dioses del Olimpo, liderados por Zeus (Niall MacGinnis) y su esposa Hera (Honor Blackman), quienes juegan con los destinos humanos como si de una partida de ajedrez se tratase, le da un cierto toque cómico a la trama.

En definitiva, aventuras de trasfondo mitológico, sabiamente trasladadas a la pantalla por Don Chaffey (1917-1990), en las que un grupo de aguerridos tripulantes llegados de toda Grecia, como por ejemplo el mismísimo Hércules (Nigel Green), viajarán a bordo del Argos hasta la remota Cólquide, en la actual Georgia, donde el rey Eetes (Jack Gwillim), molesto por la atracción que su hija Medea (Nancy Kovack), hechicera y sacerdotisa de Hécate, siente hacia Jasón, se opondrá a que los forasteros se lleven consigo la preciada piel del carnero.



sábado, 17 de junio de 2023

Mi refugio (2009)




Título original: Le refuge
Director: François Ozon
Francia, 2009, 89 minutos

Mi refugio (2009) de François Ozon


Podría haber sido un dramón tremendo y, sin embargo, no hay el menor atisbo de morbosidad en Le refuge (2009). Todo lo contrario: la historia de una toxicómana que, tras la muerte por sobredosis de su pareja, no sólo decide tirar adelante con un embarazo de riesgo, sino que además acaba liándose con el hermano homosexual del difunto destila ternura por los cuatro costados. Porque lo cierto es que François Ozon, a diferencia de los excesos melodramáticos a los que, por ejemplo, hubiera podido dar pie semejante planteamiento en manos de nuestro Almodóvar, opta por un intimismo muchísimo más sosegado.

Se da la circunstancia, además, de que la actriz Isabelle Carré, protagonista absoluta del filme, estaba embarazada durante el rodaje, aportando el realismo necesario a la hora de narrar las vicisitudes de su personaje, Mousse, una mujer independiente cuya guarida (el "refugio" al que alude el título) es una casita frente al mar en el País Vasco francés. Allí se presenta un buen día Paul (Louis-Ronan Choisy, autor también de la banda sonora) y, si bien su presencia provoca al principio un cierto rechazo, terminará generándose una estrecha conexión entre ambos.



La forma en la que se aborda la maternidad de Mousse, mostrando abiertamente sus dudas tanto durante la gestación como después de dar a luz, suscita diversos debates en torno al concepto de "mala madre", algo de lo que quizá no se hablaba tanto en el momento del estreno de la película, pero que hoy está a la orden del día a la hora de afrontar la conciliación entre el hecho de tener hijos y las nuevas realidades que comporta el mundo contemporáneo.

Aun así, parece desprenderse que la voluntad de Ozon no consiste tanto en criticar la noción tradicional de lo que significa ser madre, sino en mostrar un caso límite mediante una mirada libre de prejuicios, de modo que el espectador no se sienta tentado a juzgar las acciones de la protagonista. A este respecto, la decisión final de Mousse no debe considerarse una huida, sino más bien un acto de valentía, una manera de pasarle el testigo a Paul para que ejerza el rol de padre en sustitución del malogrado Louis (Melvil Poupaud).



viernes, 16 de junio de 2023

En la casa (2012)




Título original: Dans la maison
Director: François Ozon
Francia, 2012, 105 minutos

En la casa (2012) de François Ozon


La turbadora situación planteada por el dramaturgo Juan Mayorga en su pieza teatral El chico de la última fila, cuyo estreno había tenido lugar en 2006, encaja como anillo al dedo con el universo de un cineasta tan sumamente provocativo como el francés François Ozon, quien supo dar forma a la particular relación profesor-alumno del texto original hasta convertirla en una de sus películas más personales. 

Por muchos motivos, Dans la maison (2012) responde a los mismos parámetros que grandes títulos de la historia del cine como Teorema (1968) o La ventana indiscreta (1954). De la primera, citada explícitamente en los diálogos del filme, toma la intromisión de un joven apolíneo en el ámbito privado de una familia burguesa; de la segunda, en cambio, el carácter observador de un joven (Ernst Umhauer) ávido de husmear las vidas ajenas en busca de inspiración para sus relatos escolares.



En realidad, la idea del maestro que acaba cayendo en las redes de su propio discípulo está más que presente en la filmografía de un director que, como en L'amant double (2017)Une nouvelle amie (2014), vuelve una y otra vez a los mismos lugares comunes. Con la salvedad de que aquí, por aquello del contexto académico en el que se desarrolla la acción, el vínculo que se establece entre los personajes resulta más intelectual que pasional.

Tal vez por ello, la cultura libresca que destila Fabrice Luchini en su papel de docto educador experto en literatura francesa recuerda vagamente a la de otros trabajos protagonizados por el actor en los últimos años como, por ejemplo, Le mystère Henri Pick (2019), si bien la presencia en el reparto de Kristin Scott Thomas y, sobre todo, Emmanuelle Seigner confieren al conjunto un cierto toque a lo Polanski que no desentona en absoluto con la crítica implícita del guion a los valores superficiales de la clase media.



domingo, 11 de junio de 2023

Joven y bonita (2013)




Título original: Jeune et jolie
Director: François Ozon
Francia, 2013, 95 minutos

Joven y bonita (2013) de François Ozon


Fiel a su gusto por los temas escabrosos, François Ozon le daba otra vuelta de tuerca a la figura de la Lolita osando llegar mucho más lejos de lo que Nabokov y Kubrick jamás tuvieron en mente. Porque los tiempos han cambiado y ahora internet y los dispositivos móviles empoderan a la protagonista de Jeune et jolie (2013) hasta el extremo de vender su cuerpo al mejor postor pese a no haber alcanzado aún la mayoría de edad. Pero, además, sin manifestar tapujos ni una morbosidad transgresora al estilo de Belle de jour (1967), sino más bien instalada en la gélida amoralidad de una juventud materialista y apática.

Ni que decir tiene que esta doble vida, como si de una Melibea moderna se tratase, transcurre ante las mismas narices de unos padres que viven ajenos a los tejemanejes de su en apariencia ingenua hija adolescente. Aunque Isabelle (Marine Vacth) hace ya tiempo que dejó de jugar con muñecas y frente a su selecta clientela de hombres maduros se presenta como la sensual Léa.



Aparte de los referentes arriba expuestos, el guion, escrito por el propio Ozon, bebe de fuentes más o menos reconocibles, como pudieran ser Hardcore (1979) de Paul Schrader. Sin embargo, lo que le mueve no es tanto homenajear los lugares comunes a propósito de un asunto que no es nuevo, sino denunciar la hipocresía de la moral burguesa en torno a la vacuidad de los valores que inculcan a sus hijos. Hasta el extremo de insinuar que los coqueteos de Isabelle con la prostitución de lujo son el reflejo de la misma falsedad que se respira en casa, donde la madre (Géraldine Pailhas) podría estar manteniendo un affaire extramarital con un amigo de la familia y el padrastro (Frédéric Pierrot) deja entrever una cierta atracción física hacia su alnada.

Lo malo es que cuando Isabelle, descubierta tras el fallecimiento repentino de uno de sus clientes, decida relacionarse con muchachos de su edad, se va a dar cuenta de que está insensibilizada, tanto o más que un año antes, cuando perdió la virginidad con un chico alemán al que conoció durante las vacaciones de verano. Pequeña gran tragedia de una generación precoz que, habiendo consumido pornografía desde edades cada vez más tempranas, se verán abocados a una irremisible insatisfacción permanente.



sábado, 10 de junio de 2023

Todo ha ido bien (2021)




Título original: Tout s'est bien passé
Director: François Ozon
Francia/Bélgica, 2021, 113 minutos

Todo ha ido bien (2021) de François Ozon


Emotiva cinta en torno al siempre controvertido asunto de la eutanasia, Tout s'est bien passé (2021) nos devuelve al Ozon más intimista, capaz de abordar temáticas que toquen la fibra del espectador, tal y como ya hiciera en anteriores títulos de su prolífica filmografía como, por ejemplo, Mi refugio (2009) o El tiempo que queda (2005). En ese aspecto, la situación de un octogenario gravemente impedido tras sufrir un derrame cerebral (magníficamente interpretado por André Dussollier) propicia que el director francés lleve a cabo un delicado ejercicio de introspección que tiene su principal baza en la entrega de las dos hijas del hombre (Sophie Marceau y Géraldine Pailhas) a la hora de eludir los escollos legales que pudieran impedir el cumplimiento de la última y conmovedora voluntad paterna.

Sin embargo, la relación familiar entre unos y otros a lo largo de los años no ha sido precisamente un camino de rosas, en especial con la madre (Charlotte Rampling), escultora de renombre pero desdichada a causa del infeliz matrimonio con un individuo que jamás ocultó sus inclinaciones homosexuales. De hecho, aún pulula por el hospital un curioso personaje (Grégory Gadebois) cuyo vínculo con el anciano irá paulatinamente quedando claro conforme los familiares venzan sus reticencias iniciales para permitirle el acceso a la habitación.



El protagonismo, no obstante, recae plenamente sobre Emmanuèle (Marceau), escritora e hija "predilecta" del convaleciente pese a las muchas rencillas que la mujer arrastra de una infancia difícil junto al ahora venerable anciano y que irá sucesivamente rememorando mediante diversas secuencias retrospectivas. Ante ella se abre, por tanto, el espinoso dilema, en forma de sándwich mordido, de si ayudar a morir al que fuera un mal padre no será, al mismo tiempo, un cruel ajuste de cuentas.

Basada en la obra autobiográfica de una antigua guionista del propio Ozon, Emmanuèle Bernheim (1955-2017), la película plantea cuestiones de hondo calado ético que el cineasta resuelve con su habitual estilo entre melodramático y ligeramente frívolo. A destacar la presencia en el reparto de Éric Caravaca, en el papel de Serge Toubiana, y, sobre todo, de la legendaria Hanna Schygulla como responsable de la organización helvética que garantiza la muerte digna de quienes se acogen a sus servicios.



miércoles, 7 de junio de 2023

Extraña forma de vida (2023)




Título en inglés: Strange Way of Life
Director: Pedro Almodóvar
España/Francia, 2023, 31 minutos

Extraña forma de vida (2023) de Almodóvar


Comencemos por rebatir las posibles objeciones que más de un indocumentado pudiera lanzar contra Extraña forma de vida (2023): "¿Almodóvar? ¿Un wéstern?" Pues sí. Nada más acorde con la sensibilidad del cineasta manchego que una historia de trasfondo homosexual ambientada en el lejano Oeste. Y no sólo teniendo en cuenta producciones relativamente recientes como Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005), que también, sino sobre todo por títulos clásicos en la línea de Johnny Guitar (1954), cuya estilización (exaltada en su día por los integrantes de la Nouvelle Vague) no difiere gran cosa del cromo que ahora estrena el director de La ley del deseo (1987).

En ese mismo orden de cosas, y fiel al estilo que recorre toda su filmografía, Almodóvar adorna la trama con varios guiños cinéfilos que van desde el contraluz a las puertas de una vivienda, en claro homenaje a Centauros del desierto (The Searchers, 1956) de John Ford, hasta el apasionado beso de Duelo al sol (1946), aquí menos trágico y diluido con el tiroteo de unos odres de vino remotamente quijotescos. Incluso los caballos del plano final, encerrados en el interior de una empalizada, podrían considerarse una alusión a los mustangs de Vidas rebeldes (The Misfits, 1961).

Pero entonces, alcanzada la media hora exacta de metraje, llega el punto final y la concurrencia (sala 4 del Renoir Floridablanca) suelta en voz alta varias perlas que no podemos dejar de reproducir por su innegable ingeniosidad: "¡Uy, parece un tráiler!", "¡Han durado más los créditos que la película!" De lo cual se desprende lo insólito que aún resulta, en el sentir colectivo, eso de que se proyecte un corto en circuitos comerciales, por muy célebre que sea su autor, bajo la égida de Saint Laurent, y por más estrellas de Hollywood que lo protagonicen.



martes, 6 de junio de 2023

Els encantats (2023)




Título en español: Los encantados
Directora: Elena Trapé
España, 2023, 108 minutos

Els encantats (2023) de Elena Trapé


Si ya con Las distancias (2018) quedó patente el gusto de Elena Trapé por los personajes en crisis, el tercer largometraje que dirige la catalana (Barcelona, 1976) vuelve a incidir en una temática igualmente existencial, ahora centrándose en las vicisitudes de una recién separada que, ante la incapacidad de asumir su nuevo estatus, se refugia durante unos días en la vieja casa que su familia posee en un pueblecito de montaña prácticamente deshabitado. Sin embargo, lejos de evadirse de las múltiples cavilaciones que bullen en su interior, la supuesta quietud de la Vall Fosca no hará sino incentivar el creciente desasosiego de Irene (Laia Costa), quien, pese a haberse embarcado en una nueva relación sentimental, no termina de encontrarse a sí misma.

Y es que un fuerte sentimiento de culpa la invade, sobre todo cuando piensa en su hija Joana, de tan sólo cuatro años de edad y cuyos progresos (y algún que otro percance) con la bicicleta apenas le llegan por vía telefónica. La madre y su ex tampoco ayudan excesivamente, alentando en ella una ansiedad que, más pronto que tarde, le acabará pasando factura.



Al menos la figura paternal y bonachona de Agustí (Pep Cruz) le proporciona una cierta estabilidad, así como la presencia de la díscola Gina (Ainara Elejalde), cuya juventud, no exenta de graves dolencias de las que aún no está plenamente recuperada, le hace añorar el recuerdo de los muchos veraneos que allí pasó con su familia.

En cierta manera, la infelicidad que aqueja a Irene, urbanita barcelonesa que se refugia en Antist en busca de una paz que los valles pirenaicos tampoco podrán proporcionarle, conecta de pleno con la creciente decepción que acababa adueñándose de la pareja protagonista de Suro (2022), otra cinta ambientada en la Catalunya profunda e "idílica" de hoy en día.