Título original: Dans la maison
Director: François Ozon
Francia, 2012, 105 minutos
En la casa (2012) de François Ozon |
La turbadora situación planteada por el dramaturgo Juan Mayorga en su pieza teatral El chico de la última fila, cuyo estreno había tenido lugar en 2006, encaja como anillo al dedo con el universo de un cineasta tan sumamente provocativo como el francés François Ozon, quien supo dar forma a la particular relación profesor-alumno del texto original hasta convertirla en una de sus películas más personales.
Por muchos motivos, Dans la maison (2012) responde a los mismos parámetros que grandes títulos de la historia del cine como Teorema (1968) o La ventana indiscreta (1954). De la primera, citada explícitamente en los diálogos del filme, toma la intromisión de un joven apolíneo en el ámbito privado de una familia burguesa; de la segunda, en cambio, el carácter observador de un joven (Ernst Umhauer) ávido de husmear las vidas ajenas en busca de inspiración para sus relatos escolares.
En realidad, la idea del maestro que acaba cayendo en las redes de su propio discípulo está más que presente en la filmografía de un director que, como en L'amant double (2017) o Une nouvelle amie (2014), vuelve una y otra vez a los mismos lugares comunes. Con la salvedad de que aquí, por aquello del contexto académico en el que se desarrolla la acción, el vínculo que se establece entre los personajes resulta más intelectual que pasional.
Tal vez por ello, la cultura libresca que destila Fabrice Luchini en su papel de docto educador experto en literatura francesa recuerda vagamente a la de otros trabajos protagonizados por el actor en los últimos años como, por ejemplo, Le mystère Henri Pick (2019), si bien la presencia en el reparto de Kristin Scott Thomas y, sobre todo, Emmanuelle Seigner confieren al conjunto un cierto toque a lo Polanski que no desentona en absoluto con la crítica implícita del guion a los valores superficiales de la clase media.
También me pareció un título con resonancias hitchcokianas. Y debí atinar en la parte polanskiana, sobre todo teniendo en cuenta que, como ya sabes, soy un admirador de "Lunas de hiel". En cualquier caso, me pareció un título magnífico, toda una sorpresa, sobre todo porque desconocía la obra anterior de François Ozon. Y la prueba es que la situé en la primera posición de mi particular hit-parade en el año de su estreno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo más interesante es que, a pesar de todas esas influencias, François Ozon posee una personalidad propia bastante reconocible.
EliminarUn abrazo
Interpretaciones magníficas en este film que refleja algunas de las inquietudes intelectuales del realizador.
ResponderEliminarMe gusta especialmente Fabrice Luchini, quien encarna a la perfección su papel de profesor de secundaria.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminar¿Qué crees que diferencia al cine francés del resto? Disculpa por empezar con una pregunta pero hace tiempo que le doy vueltas a eso.
Con estas ultimas entradas sobre cine francés me estas despertando algunos recuerdos de la EGB...jeje
Saludos!
De entrada, que ellos tuvieron una Ilustración y nosotros no... Se mire por donde se mire, la cultura francesa sigue siendo la depositaria de unos valores basados en el conocimiento y, por ende, capaces de sacar lo mejor del ser humano. De ahí que el cine, como cualquier otra manifestación artística que venga de más allá de los Pirineos, sea diferente del resto. Sé que soy muy contundente, pero así es como yo lo veo.
EliminarSaludos.