Título original: La donna del fiume
Director: Mario Soldati
Italia/Francia, 1954, 94 minutos
La chica del río (1954) de Mario Soldati |
Todo el mundo tiene un pasado. Pasolini también. Y es que quien andando el tiempo llegaría a ser uno de los autores más prestigiosos del cine italiano había comenzado su andadura profesional escribiendo, junto con Giorgio Bassani, los diálogos de este dramón al servicio de la despampanante Sophia Loren. Estrenado en 1954, La donna del fiume responde a unos parámetros típicamente folletinescos, aderezados, en su primera mitad, con los sensuales movimientos a ritmo de mambo de la protagonista. Porque Nives es, a todos los efectos, una fierecilla a la que unos y otros intentarán domar. Honor que, tras muchos intentos, acaba correspondiendo al arrogante Gino (Rick Battaglia).
Sabedor de lo que se traía entre manos, el productor Dino De Laurentiis volvía a insistir con una fórmula que ya le había dado excelentes resultados a finales de la década de los cuarenta gracias a Riso amaro (1949). En esta ocasión, los exteriores se rodaron en el área de Comacchio, ciudad de pintorescos canales, así como en distintos enclaves del delta del Po.
Hoy puede parecer una película más bien tontorrona e incluso sexista, mero pretexto para rentabilizar comercialmente las piernas de una actriz que aquel mismo año llegaría a intervenir en otros diez filmes de similar factura. Sin embargo, conviene no perder de vista lo escandalosamente provocadora que resultaba en aquel entonces una historia que, además del tentador físico de la Loren, contenía elementos pecaminosos como las relaciones prematrimoniales o el nacimiento de un hijo fuera del matrimonio.
De todo lo cual se acaba deduciendo que la cinta no podía acabar de otro modo que con un cortejo fúnebre rumbo al camposanto, ya que, de cara a la censura, era necesario justificarse de alguna manera: triste destino el de unos personajes cuyos deslices habían de servir como escarmiento para los crédulos espectadores en la Italia de la Democracia Cristiana.
Tan hipócritas ellos.
ResponderEliminarNo más que lo que sucedía aquí o incluso en países teóricamente democráticos, teniendo en cuenta que el cine se solía utilizar como herramienta propagandística.
ResponderEliminarQue tal Juan!
ResponderEliminarMenos mal que hemos avanzado y dejado atrás ciertas cosas. Yo fui fruto de una de esas relaciones "pecaminosas" fuera del matrimonio y desde luego que en aquella España te lo recordaban con frecuencia. No te quiero soltar la chapa pero es que últimamente tanta "nostalgia" por aquel imperio me pone de los nervios...
Otra que pasa a engrosar la lista...jeje
Un saludo!
Hola, Fran: poco a poco voy completando detalles interesantes sobre tu biografía. Muchas gracias por compartirlos.
EliminarLa película, por lo menos, es entretenida al margen de la moraleja que pueda deducirse de su desenlace.
Saludos.