Director: Juan Padrón
Cuba/España/República Federal Alemana, 70 minutos, 1985
¡Vampiros en La Habana! (1985) de Juan Padrón |
Dos facciones vampíricas, la Capa Nostra, con sede en Chicago, y el Grupo Vampiro de Düsseldorf, se disputan la posesión de un preciado elixir que los hace inmunes a los rayos solares. El autor de la fórmula es un vástago del legendario Conde Drácula que, por uno de esos azares del destino, irá a parar a Cuba en la década de los treinta, adonde su sobrino Joseph Amadeus, popularmente conocido como "Pepito", crecerá siendo un niño más durante los años de dictadura del "fascista tropical" Gerardo Machado.
Pese a la aparente inocencia de sus dibujitos animados, cabría preguntarse, no obstante, si la mítica ¡Vampiros en La Habana! (1985) se presta a algún tipo de lectura simbólica. Así pues, ¿cómo hay que interpretar exactamente la presencia de chupasangres en la isla caribeña? Son una metáfora del capitalismo corrupto (valga la redundancia) que se impondría en el país a partir del advenimiento de Batista en septiembre del 33? A priori parecería lo más lógico, si bien tampoco sería descabellado aventurar una más que posible (aunque anacrónica) crítica velada contra los dos bloques de la Guerra Fría o incluso contra el futuro régimen castrista.
Y es que para 1985 el espíritu revolucionario había ya rebasado su popularidad inicial entre la población cubana y una cruenta crisis económica, pero también ideológica, se vislumbraba en el horizonte tras decenios de embargo yanqui. Con todo y con eso, resulta igualmente válido disfrutar de la película como una sencilla cinta de animación, terroríficamente divertida a la vez que provista de un agudo e inteligentísimo sentido del humor.
Razones que justifican de sobras la enorme aura de prestigio que gradualmente ha ido adquiriendo el filme con el paso de los años, multipremiada obra maestra del añorado Juan Padrón (1947-2020), quien posteriormente llevaría a cabo la secuela titulada Más ¡vampiros en La Habana! (2003), aparte de uno de los títulos señeros del cine latinoamericano de todos los tiempos.
En efecto se presta a interpretaciones variadas, aunque quizá sea una crítica a todas esas situaciones que tu apuntas.
ResponderEliminarSu secuela, sin embargo, perderá buena parte de la fuerza que aquí se intuye.
EliminarHola Juan.
ResponderEliminarNo la he visto, ni a esta ni a su secuela. ¡Me diste unas ganas tremendas de verla ya mismo! y por supuesto, sacar mis propias conclusiones.
Veo que te agarró un ataque de películas animadas.
Un abrazo
Hola, Frodo:
EliminarAmbas son muy divertidas. Yo creo que te van a gustar. Me alegrará saber tu opinión.
Un fuerte abrazo.