viernes, 28 de enero de 2022

La legión del silencio (1956)




Directores: José Antonio Nieves Conde y José María Forqué
España, 1956, 85 minutos

La legión del silencio (1956)


Quién había de decir que el Pirineo leridano pudiera servir de escenario de una cinta de propaganda anticomunista ambientada en un ficticio Estado centroeuropeo, pero lo cierto es que así fue: La legión del silencio (1956), codirigida por dos titanes de la talla de Nieves Conde y Forqué, se rodó a caballo entre los barceloneses Estudios Orphea y diversas localizaciones del Valle de Arán (sobresale, especialmente, el casco antiguo del municipio de Salardú, presidido por el majestuoso campanario de la iglesia de Sant Andreu).

El argumento, obra, entre otros, de José Antonio de la Loma, plantea la huida del disidente Jan Walzak (Jorge Mistral), acuciado por las autoridades de un régimen totalitario que lo acusa de "nacionalista" y quien, tras un fatídico accidente de autobús, suplanta la identidad de un sacerdote que fallece víctima de la colisión. Circunstancia que, gradualmente, obrará un cambio en el carácter del en otro tiempo factótum bolchevique, hasta el extremo de liderar a un grupo clandestino de cristianos.



La severidad de la que hacen gala los mandos del Ejército Rojo, inflexibles en su afán por reprimir el más mínimo atisbo de desvío respecto a la ortodoxia marxista, contrasta con el espíritu de sacrificio de unos hombres y mujeres cuya única inspiración proviene de la fuerza que les proporciona su propia fe. En ese sentido, el planteamiento de la cinta que nos ocupa preludia, con apenas unos meses de antelación, lo que Forqué, ahora ya en solitario, llevará a cabo en la magistral Embajadores en el infierno (1956).

Aunque, volviendo a esa habilidad para recrear en suelo patrio los gélidos paisajes que se escondían al otro lado del telón de acero, conviene remarcar que La legión del silencio se enmarca en una corriente de cine propagandístico, auspiciado desde las altas esferas del franquismo, en la que también se inscriben títulos notables de aquel entonces como, por ejemplo, Rapsodia de sangre (1958) de Antonio Isasi-Isasmendi.



6 comentarios:

  1. La redención por la fe cristiana también habrá servido de argumento a no pocas películas de romanos. Baste cambiar las túnicas por gabardinas.

    Un abrazo.

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    1. Bueno, claro: la época dorada del péplum coincidió en el tiempo con la "caza de brujas". Y no se trata precisamente de una coincidencia.

      Un abrazo.

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  2. Buena película a pesar de ese aroma ideológico que señalas.

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    1. Ya. No en vano, Nieves Conde y Forqué fueron dos de los grandes. Y no digamos Jorge Mistral como actor.

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  3. Hola Juan!
    Desconocía el titulo, resulta de lo mas interesante la propuesta. Supongo que películas como esta le quitaban a uno las ganas de ejercer como comunista, aunque fuera solamente de pensamiento...
    Saludos!

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    1. Hombre: por estos lares me parece que eran más bien las leyes las que disuadían al personal de llevar la contraria... Aun así, y a pesar de su alto contenido panfletario, esta película en concreto no está del todo mal.

      Saludos.

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