Director: Carlos Vermut
España, 2022, 115 minutos
Mantícora (2022) de Carlos Vermut |
Con la sutileza propia de una obra maestra, Mantícora (2022) plantea un escenario en el que los traumas infantiles de los protagonistas terminan siendo obvios sin necesidad de que haya que verbalizarlos abiertamente. Meritorio trabajo, pues, el de un Carlos Vermut que se supera película tras película y que contó para la ocasión con una soberbia pareja de intérpretes. Por una parte, Nacho Sánchez (Julián) encarna a un tímido diseñador de videojuegos, mientras que Diana (Zoe Stein) representa la abnegación de una hija siempre dispuesta a cuidar de su padre convaleciente.
Una puesta en escena cadenciosa contribuye a crear la atmósfera necesariamente sombría que requiere la historia de un reputado ilustrador, experto en concebir criaturas aberrantes, cuyas monstruosas creaciones no son más que el fiel reflejo de su atormentado mundo interior. De ahí que la irrupción en su vida de la dulce Diana calme momentáneamente el desasosiego de los ataques de ansiedad recurrentes que padece desde que salvó de las llamas de un incendio al niño pianista del piso de enfrente.
No cabe duda de que abordar temas tan incómodos como, en este caso, la pederastia representa un reto para cualquier hombre de cine por más transgresor que éste sea. Y lo cierto es que Vermut (Madrid, 1980), quien ya diera muestras de su atrevimiento en las anteriores Quién te cantará (2018) o Magical Girl (2014), supera con nota el desafío de que el espectador empatice con un tipo que, a fin de cuentas, no deja de ser él mismo una víctima.
Por lo demás, la cinta explora territorios poco habituales en una cinematografía que, como la nuestra, suele ser por desgracia bastante proclive, en el mejor de los casos, a lo estrictamente convencional, cuando no a la más chabacana frivolidad. Muy al contrario, los referentes de los que bebe Mantícora se inscriben en un amplio y rico espectro donde tanto tienen cabida las pinturas negras de Goya (con visita incluida de los personajes al Museo del Prado) o el manga japonés, pasando por la realidad virtual. Y todo al servicio de una trama en torno a la soledad y la incomunicación, pero también, aunque cueste más advertirlo, sobre el poder redentor del amor.
Un tema tabú que el realizador aborda con imaginación y sutileza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tanto, que quizá su película haya pasado injustamente desapercibida.
EliminarUn abrazo
Película arriesgada y con un tema incómodo, bien realizada, se adentra en un mundo que parece que queremos dejar de lado, pero que puede asomar en la vida de cualquiera de nosotros, directamente o a través de nuestro entorno.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Por todo ello, Vermut está llamado a ser uno de los grandes cineastas de su generación.
EliminarNo la he visto, pero la tendré en cuenta.
ResponderEliminarSaludos.
Vale mucho la pena, tanto esta película como el resto de títulos que conforman una filmografía tan personal como controvertida.
EliminarSaludos.