Director: Antonio Isasi-Isasmendi
España, 1954, 80 minutos
Relato policíaco (1954) de Antonio Isasi |
Debut en la realización de largometrajes de un Antonio Isasi (1927–2017) que, si bien ya había dirigido algún que otro corto, además de sus numerosos trabajos como montador para otros cineastas, se ponía por vez primera al frente de un equipo de rodaje. Y lo hacía, como no podía ser menos, con una cinta policíaca, de las que tanto se estilaban por aquel entonces, cuyo título resulta ya de por sí lo suficientemente explícito: Relato policíaco (1954).
Lo cierto es que no se trata de una, sino que en realidad son dos las historias narradas por el inspector Nogués (Conrado San Martín), a modo de última lección, ante un auditorio compuesto por una nueva promoción de agentes surgidos de la Escuela General de Policía. Huelga decir que el sonsonete que destila todo este preámbulo es abiertamente propagandístico, con la mira puesta a ensalzar la labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
El primero de los casos expuestos gira en torno a la muerte en extrañas circunstancias de un ciudadano francés, así como de un oscuro asunto de contrabando de coches para eludir el pago al fisco de los correspondientes derechos de importación. El otro, a propósito de unos falsificadores de billetes de dólar, arranca en la estación de tren de Taradell-Montrodon para después continuar en París, las nieves de la Vall de Núria y, por último, en lo alto de la Torre Jaume I del teleférico del Puerto de Barcelona.
El denominador común en ambos episodios es el temple demostrado por los agentes de la justicia a la hora de saber cuándo conviene utilizar o no el arma. De ahí la advertencia final de Nogués a esos siete primeros números que se incorporan a la Brigada de Servicios Especiales: "Son la propia conciencia y las diversas circunstancias las que mandan. Y estas pistolas que hoy se os entregan han de ser en vuestras manos, ¡tenedlo bien presente!, un medio, nunca un fin".
Estas películas, si logran mantener algo de tensión, siempre resultan interesantes.
ResponderEliminarY aunque no mantengan la tensión, nadie les discute su valor como documento histórico.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarAdemás del interés que siempre concita una película (unas mas que otras...) has citado un aspecto que me resulta fascinante, el cine es en cierto modo una especie de notario de la realidad, maquillada y distorsionada pero realidad.
Por cierto, me encanta el poster.
Saludos!
Pues, si te soy sincero, Fran, yo no me atrevería a calificar de "realidad" (ni siquiera distorsionada) la visión que da esta película de la policía franquista. En todo caso, se trata de un panfleto que permite hacerse una idea de por dónde iban los tiros (nunca mejor dicho) en lo que a propaganda del régimen se refiere.
EliminarSaludos.