Título original: Mon oncle
Director: Jacques Tati
Francia/Italia, 1958, 116 minutos
Mi tío (1958) de Jacques Tati |
El inolvidable tema central de la banda sonora de Mon oncle (1958) —sintonía, años más tarde, del no menos mítico espacio televisivo "Cineclub"— posee la extraña facultad de infundir optimismo a todo aquel que decida pasarse un rato por los dominios del espigado Monsieur Hulot. Que en esta cinta, parodia avant la lettre de la diseñitis y el afán ostentoso, hacía las delicias de un sobrinito cuyos padres parecen más preocupados por alardear de su futurista mansión ultramoderna que no en darle al chaval el afecto necesario.
Visión irónica de la modernidad (en abierto contraste con el ambiente popular e idealmente parisino en el que vive el protagonista), Tati volvería a incidir sobre el mismo asunto una década después, ya al final de su carrera, para caricaturizar los avances del progreso alienante en Playtime (1967). A este respecto, el arrogante matrimonio Arpel habita un espacio caracterizado por una rectitud de líneas y estridentes notas de color que se acaba traduciendo en la fría rigidez de un entorno tan artificial como aséptico.
En cambio, el barrio de Monsieur Hulot, con sus golfillos revoltosos haciendo siempre las mil y una y el animado bullicio de unas calles repletas de perros vagabundos y tipos entrañables (como ese barrendero que no barre), bien pudiera servir de marco para alguna historieta de tebeo. De hecho, el edificio en cuya buhardilla reside Hulot recuerda vagamente, con el intrincado recorrido que hay que seguir hasta alcanzar el último piso, a la comunidad donde transcurrían las azarosas anécdotas de 13, Rue del Percebe.
Sus torpes e inconfundibles ademanes de gentleman, sempiternamente ataviado con sombrero, pipa y gabardina, hacen del cuasi mudo Monsieur Hulot el eslabón francófono entre los británicos Charlot y Mr. Bean. En ese sentido, resulta difícil contemplar los estropicios ocasionados por éste en la fábrica de mangueras de su cuñado sin acordarse de las andanzas industriales que previamente protagonizara Chaplin en Modern Times (1936).
Que tal Juan!
ResponderEliminarAbsolutamente deliciosa, tengo especial debilidad por Tati y su mundo. Por cierto, esa sintonia inicial la tuve durante bastante tiempo en el teléfono. Ya ese inicio con los perros rebuscando por las calles es pura magia, esa sensación que solo te proporciona el gran cine. Esas sillas que aparecen en la segunda imagen las tenia un amigo en su casa y la verdad que costaba bastante incorporarse...jeje
Lo dicho, una maravilla de película y como siempre estupendamente reseñada.
Saludos!
Parece ser que los perros a los que aludes eran realmente callejeros y que, al acabar el rodaje, Tati se apiadó de ellos, por lo que puso un anuncio en los periódicos con el objetivo de encontrarles un nuevo dueño: no quedó ni uno solo por colocar.
Eliminaruna vez la comencé a ver porque lo comparaban mucho con el cine de Buster Keaton. Pero no me enganchó. Tengo que darle otra oportunidad porque se que es uno de los grandes.
ResponderEliminarSi te interesa, está disponible en Amazon.
EliminarEn el meu temps es cantava tot, en castellà, evidentment, la versió hispànica del tema musical cantat per no se qui feia: mis papás me tienen esclavizado, que si vitaminas que si estudiar, todo lo que tomo es desinfectado y ni con mi perro puedo jugar, yo soy feliz con mi tíó...
ResponderEliminarOsti! Quina lletra més simpàtica! De totes maneres, m'agrada més la versió instrumental.
EliminarGràcies per la informació i fins aviat.
Las escenas en la casa ultramoderna son impagables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sobre todo cuando tira la cafetera al suelo y rebota...
EliminarUn abrazo.