Título original: Fear and desire
Director: Stanley Kubrick
EE.UU., 1953, 62 minutos
Miedo y deseo (1953) de Stanley Kubrick |
La que pasa por ser la primera película de Kubrick (si no se tienen en cuenta los cortos que éste había dirigido con anterioridad) fue tan reiteradamente denostada por su propio autor que una corrosiva aura de filme maldito la persigue desde entonces. Y, sin embargo, los apenas sesenta minutos que dura Fear and desire (1953) contienen en esencia los temas y obsesiones que recorrerán el resto de su filmografía. Tal sería el caso, por ejemplo, del absurdo sacrificio al que se sienten sometidos los soldados protagonistas y que prefigura el antibelicismo de Senderos de gloria (1957) o La chaqueta metálica (1987). Por no hablar de la enajenación mental que refleja el rostro de Sidney (Paul Mazursky) cuando lo dejan a solas con la candorosa muchacha (Virginia Leith) que han capturado en el bosque: él tiene algo de la locura que años más tarde manifestará Jack Nicholson en El resplandor (1980) mientras que ella se encuentra a medio camino entre la inocencia de Christiane Kubrick en la escena final de la ya mencionada Paths of Glory y la tentadora belleza de Sue Lyon en Lolita (1962).
En cualquier caso, la insistencia que demuestra el cineasta en el uso del primer plano delata los orígenes del joven Kubrick como fotógrafo de la prestigiosa revista Look, algo que contrasta con la visión de conjunto que se ofrece de los cuatro oficiales, expuestos a la tensión de un acuciante enemigo invisible que pudiera recordar al ejercicio de terror claustrofóbico ensayado por John Ford en La patrulla perdida (1934). Aun así, conforme avance la acción se irá perfilando la personalidad de cada uno de ellos hasta dejar al descubierto sus respectivas debilidades. Así pues, si Sidney sucumbe a la presión ambiental, el teniente Corby (Kenneth Harp) hace gala, en cambio, de un cinismo rayano en la pedantería que no obstante no le impide manifestar agudas reflexiones en torno a la suerte de unos hombres cuyo destino se asemeja al de islas a la deriva.
Por otra parte, Kubrick demuestra su maestría al hacer de la necesidad virtud, de modo que el escaso presupuesto de la cinta, causante de que algunos actores tuviesen que interpretar más de un personaje, acaba dando pie a soluciones que enriquecen la trascendencia de la trama con lecturas más profundas. De ahí, quizá, que el general y su acólito tengan la misma apariencia que los militares del ejército rival, lo cual se puede interpretar como una forma de insistir en que, por más que se maten en el campo de batalla (impresiona, a este respecto, la sinceridad del alto mando al admitir: "¡He cavado una tumba para los demás!"), unos y otros son al fin y al cabo "iguales".
Asimismo, el hecho de que la película no describa un conflicto en concreto, sino que se desarrolle, como señala en el prólogo la voz en off de David Allen, en nuestra mente, confiere al relato una vigencia universal, válida en todas las épocas y lugares. En consecuencia, la heroicidad y demás monsergas promovidas por el estamento castrense se difuminan aquí en favor de sentimientos mucho más humanos como el miedo y la duda.
Aún siendo imperfecta, coincido en tu apreciación de que casi todos los temas que obsesionaban al director están ya presentes en este trabajo primerizo.
ResponderEliminarY es muy interesante en el apartado visual, con un montaje muy enérgico.
Un abrazo.
Y, sin embargo, Kubrick era tan perfeccionista que esta primera tentativa de largometraje se le antojaba apenas un ejercicio escolar.
EliminarUn abrazo.
Muy bien expresado lo que sugiere el film, con un montón de detalles reveladores en cada uno de los cuales, como señalas, ya están muchas de las constantes del cine de Kubrick.
ResponderEliminarObsesivo como era, dedicó el resto de su filmografía a desarrollar minuciosamente dichas constantes.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarPues la verdad no había relacionado lo del uso del primer plano con su faceta de fotógrafo. Hoy en algunas películas resulta cansino, se echan de menos planos de otro tipo.
En todo caso el bueno de Kubrick ya mostraba que tenia talento.
Saludos y buen finde!
Ya lo creo, Fran. Aunque todo su cine es, de hecho, muy visual, el tipo de películas que hace alguien que proviene del mundo de la fotografía.
EliminarSaludos.
Excelente reseña, esta primer película suya tuvo el germen de lo que vendría.
ResponderEliminarSospecho que el cartel es obra del gran Saul Bass, no recuerdo si los créditos también.
Abrazos
Muchas gracias, Frodo. Aunque me temo que el cartel debe de ser una simple recreación moderna, imitando, tal vez, el estilo de Bass.
EliminarSaludos.