Título original: Beau Is Afraid
Director: Ari Aster
EE.UU./Reino Unido/Finlandia/Canadá, 2023, 179 minutos
Beau tiene miedo (2023) de Ari Aster |
Una pesadilla de tres horas, repleta de elementos distópicos y psicoanalíticos rayanos en un surrealismo remotamente emparentado con el cine de David Lynch. Sin embargo, quien firma la inclasificable Beau is Afraid (2023) no es otro sino Ari Aster (Nueva York, 1986), el mismo joven talento que, tras una asombrosa ópera prima como Hereditary (2018), ya inquietara a propios y extraños con su anterior trabajo, Midsommar (2019).
Se ha dicho de éste su último largometraje que vendría a ser el equivalente judío de la oscarizada Todo a la vez en todas partes (Everything Everywhere All at Once, 2022), aun cuando esto de las comparaciones suele ser algo tan gratuito como odioso. En cualquier caso, su director la ve más bien como una especie de Señor de los anillos en clave freudiana. Porque resulta bastante obvio que a su protagonista, un espléndido Joaquin Phoenix que borda el papel de esquizoide atormentado, le aqueja un gravísimo complejo de Edipo que deja entrever la figura de una madre castradora, así como una infancia traumática con prolongaciones hasta la edad adulta.
En muchos aspectos, Beau es un niño viejo agobiado por un terrible sentimiento de culpa: una criatura encerrada en el cuerpo de un hombre cuyas heridas, lejos de cicatrizar, siguen abiertas en un ámbito impreciso que tiene más de onírico que de real. Y es que estamos ante una película que es, a la vez, muchas películas, la huida de alguien que va en busca de sí mismo a través de escenarios tan variopintos como el bosque, donde una compañía de huérfanos representa un insólito montaje teatral, o un artificioso camino de ladrillos que parece salido de El Mago de Oz (1939).
Si algún significado tiene lo que muestran las imágenes (y éstas, desde luego, se prestan a múltiples lecturas), queda claro que debe girar en torno a la idea de la vulnerabilidad del individuo en un mundo cada vez más hostil. De ahí la inseguridad que se respira en las calles, con escenas continuas de ultraviolencia, aunque se trate del delirio de alguien bajo los efectos secundarios de una medicación muy potente. Recursos que tal vez encierren una crítica velada al American way of life y a la cultura de masas (atención a la secuencia final), valiéndose de oscuros símbolos que, en el caso concreto del agua, parece aludir a una especie de regreso al seno intrauterino.
Dentro de su originalidad, parece que apuntas unas cuantas referencias a otras obras anteriores que parecen muy reconocibles.
ResponderEliminarAsí es. Lo cual no impide que siga siendo una propuesta rabiosamente original.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarParece que Joaquin Phoenix se siente cómodo con este tipo de personajes, a mi en principio no es una propuesta que me atraiga demasiado, que luego igual me pongo con ella y acabo encantado, nunca se sabe.
Esa primera imagen con el camino y el campo de corazones me recuerda a "El mago de Oz", ahí el piso era amarillo.
Saludos!
No es una película convencional, eso seguro. Pero, precisamente por ello, merece la pena verla: no te dejará indiferente.
EliminarSaludos.
Me gusta el cine de su director pero esta película me da miedo (y disculpa el poco sutil juego de palabras).
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo la he disfrutado enormemente, Ricard. Aunque admito que me van las emociones fuertes.
EliminarSaludos.
Hola Juan!
ResponderEliminarQué amplio sitio, y que amplitud visual tienes, al poder reseñas películas de cualquier lugar del globo, y desde clásicos hasta películas muy actuales como esta.
De todas las últimas que reseñaste, la única que vi es Interferencias, vengo mal pero con ganas de ponerme bastante al día.
Un abrazo, genio
Como artista que eres, no puedes perderte ésta, Frodo: fíjate que mientras la estaba viendo me vinieron a la mente sensaciones que ya había experimentado con anterioridad a través de algunos de tus cuadros.
EliminarOtro abrazo para ti, crack.