Directora: Belén Funes
España, 2019, 102 minutos
La hija de un ladrón (2019) de Belén Funes |
Si uno se toma la molestia de revisar a fondo los créditos finales de María (y los demás) (2016), comprobará que las funciones de script fueron llevadas a cabo por Belén Funes. Mientras que si se hace lo propio con La hija de un ladrón (2019), hallaremos acreditada a Nely Reguera (directora del primero de dichos títulos) en esa misma labor. Curioso detalle, sin mayor trascendencia, pero que demuestra, no obstante, el estrecho vínculo entre una generación de cineastas, surgidas de la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña), a la hora de afrontar sus respectivas óperas primas.
La cinta que nos ocupa aborda un doloroso conflicto familiar en el contexto de la dura (y diaria) lucha por la vida a la que deben hacer frente las clases humildes del extrarradio de Barcelona. En ese sentido, su protagonista, Sara (Greta Fernández), responde a un perfil cuyos rasgos principales vendrían a ser los siguientes: 22 años, sin estudios, sorda del oído derecho y madre soltera de un bebé de pocos meses, mantiene una tensa relación de amor-odio con su padre (Eduard Fernández), recién salido de la cárcel, y con Dani (Àlex Monner), el padre biológico de su niño.
Pero, por encima de todo, Sara es una luchadora, alguien dispuesto a sobreponerse a las agobiantes condiciones ambientales que han determinado hasta la fecha su trayectoria vital. De ahí que busque afanosamente el puesto de trabajo que le aporte la estabilidad económica y personal necesaria para lograr la custodia de su hermano pequeño, un chaval de carácter difícil, víctima de esas mismas circunstancias y al que la joven quisiera evitarle tantísimos sufrimientos.
Con unos medios tan sencillos como eficientes, Belén Funes retoma los personajes de su propio corto Sara a la fuga (2015) para levantar una soberbia puesta en escena (laureada con tres Premios Gaudí y un Goya a la Mejor Dirección Novel, Concha de Plata a la Mejor Actriz en Donosti) que es, simultáneamente, documento social de los tiempos que corren y ejemplo paradigmático del camino a seguir por los nuevos realizadores de un cine (el español, por más señas) que será combativo o no será. Así de simple.
Eduard y Greta Fernández: padre e hija en la ficción y en la vida real |
Me recordó al cine de los Dardenne.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre, pues sí: va bastante en esa línea.
EliminarUn abrazo.
La verdad es que hay gente muy buena entre los realizadores más jóvenes. Ojalá me equivoque, pero me da pena que alguno se va a quedar por el camino en este mundo tan complicado del cine.
ResponderEliminarEs una lástima, pero así es. La propia Belén Funes no ha dirigido más que un par de capítulos de una serie después del éxito que supuso esta película.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarTanto detrás como delante de las cámaras tenemos un buen relevo generacional, otra cosa es lo difícil que resulta abrirse paso.
Saludos!
Es posible, Fran, aunque eso siempre depende de muchos imponderables. Yo, en cambio, me quedo con el talento demostrado por Belén Funes en su debut cinematográfico.
EliminarSaludos.