Director: Arturo Ruiz-Castillo
España, 1947, 96 minutos
Las inquietudes de Shanti Andía (1947) |
He tenido fama de indolente y optimista, de indiferente y apático. Basta poseer una reputación cualquiera, buena o mala, para que las personas conocidas por uno vayan poniendo su piedra en el monumento de valor o de cobardía, de ingenio o de brutalidad, asignado a cada uno.
Pío Baroja
Las inquietudes de Shanti Andía
El hieratismo de las interpretaciones y la teatralidad de la puesta en escena no fueron óbice para que un debutante Arturo Ruiz-Castillo, en colaboración con el mismísimo Pío Baroja, llevasen a cabo esta más que aceptable versión cinematográfica de Las inquietudes de Shanti Andía (1947). Sobre todo si se tiene en cuenta la dificultad que entrañaba adaptar una novela, como suele ser habitual en la producción narrativa del escritor vasco, repleta de personajes secundarios, subtramas intercaladas y continuos saltos temporales.
A consecuencia de todo ello, se tiene un poco la sensación de que se han querido condensar demasiadas cosas en apenas hora y media de metraje, por lo que la película, en comparación con el texto, parece más bien un resumen precipitado de unos hechos que se esbozan más que se cuentan. Circunstancia que se acentúa en la secuencia final, cuando es el protagonista quien sintetiza de viva voz el resto del relato ante el propio Baroja (en realidad un actor y no el auténtico, como erróneamente citan algunas fuentes) por si a éste le apetece algún día escribir esa historia.
Por otra parte, la soberbia banda sonora para coro y orquesta del maestro García Leoz (en la que, dato insólito en pleno franquismo, se incluyen algunas canciones en eusquera, aparte del "Zorongo gitano" de García Lorca, junto al que Ruiz-Castillo había cofundado La Barraca) también contribuye en buena medida a ambientar las aventuras que el viejo marino, encarnado por Jorge Mistral, rememora con la nostalgia propia de quien dio la vuelta al mundo para luego retirarse a un rincón a orillas del Cantábrico.
De la larga nómina de intérpretes que conformaron el reparto destacan los nombres del mítico Manuel Luna en el papel de Juan de Aguirre, Fernando Sancho como Tristán de Ugarte, José María Lado (Zaldumbide, traficante de esclavos y capitán de El Dragón) o un jovencísimo José María Rodero haciendo de Juan Machín, el antagonista de Shanti. Asimismo, Milagros Leal (su madre) o Irene Caba Alba (la criada Iñure) defienden sus respectivos roles femeninos de mujeres fuertes con la maestría que las caracterizaba, en abierta oposición a la más angelical Mary, en cuya piel se mete la actriz (y poeta, tras abandonar el cine en 1948) Josita Hernán.
Pienso que todo lo que tiene de bienintencionada, lo tiene de fallida la adaptación, con las escenas más épicas de la novela rodadas en estudio o con alguna toma lejana para representar los rescates en el mar. Bien que todo ello es más que disculpable por la absoluta precariedad de medios. A pesar de todos los pesares, digna de encomio.
ResponderEliminarLa España autárquica no permitía mucho más.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarOtro de los muchos descubrimientos que siempre nos traes, jamás había oído o leído nada sobre esta película. Me encanta el poster y sus elementos.
Saludos!
Hola, Fran:
EliminarSe trata de una de las pocas adaptaciones que se han llevado a cabo de la obra de Baroja.
Saludos.
Buena película que vi hace mucho tiempo. De Ruiz Castillo recuerdo mejor La laguna negra, una estupenda película muy recomendable.
ResponderEliminarSaludos!
Ya lo creo, Fernando: coincido plenamente contigo. De hecho, la comenté hace un par de años, Aquí te dejo el enlace:
Eliminarhttp://cinefiliasantmiquel.blogspot.com/2021/05/la-laguna-negra-1952.html
Saludos