Título original: Der siebente Kontinent
Director: Michael Haneke
Austria, 1989, 109 minutos
El séptimo continente (1989) de Haneke |
Arranca Der siebente Kontinent (1989) como una sucesión fragmentada de instantes cotidianos, acciones repetitivas que muestran la vida diaria de una familia austriaca de clase media. A juzgar por las imágenes, llevan una existencia aséptica, prefabricada, rutinaria, sujeta al orden preciso de los supermercados y las oficinas. Aparentemente, Anna (Birgit Doll), Georg (Dieter Berner) y la pequeña Evie (Leni Tanzer) forman un núcleo consolidado.
Pero algo no debe ir del todo bien cuando la niña comienza a manifestar en el colegio conductas llamativamente excéntricas. Así, por ejemplo, un día finge que se ha quedado ciega; otro, se queja de unos fuertes picores en el abdomen. Sus padres, de momento, pese a mostrarse distantes con el resto de familiares (como atestiguan las cartas que se cruzan con la abuela de Evi), siguen levantándose cada día puntualmente a las seis de la mañana, si bien las cosas están a punto de precipitarse.
¿Qué puede conducir a un matrimonio culto, con un alto poder adquisitivo, a encerrarse en su apartamento y hacer añicos todas sus pertenencias antes de inmolarse? ¿Acaso la insatisfacción generada por el vacío existencial de unos seres que, a fuerza de tenerlo todo, terminan por no sentirse satisfechos con nada? En ese sentido, el supuesto viaje a Australia que emprende la familia (el "séptimo continente" al que alude el título) simboliza la huida de una sociedad cuyo aparente bienestar alberga en su interior la semilla de su propia autodestrucción.
Para conseguir esa particular atmósfera desapasionada que caracteriza su primer largometraje estrenado en salas comerciales, Haneke opta por no mostrar el rostro de sus personajes adultos hasta bien avanzada la trama, con lo que se elude cualquier atisbo de calor humano. Una frialdad que es, asimismo, producto de un sistema extremadamente materialista en el que todo parece elaborarse en cadena hasta terminar alienando al propio ser humano.
Profunda y desesperanzada crítica al sistema.
ResponderEliminarAsí es: una película dura y ¿realista?
EliminarNo la he visto, pero por lo que cuentas es muy de Haneke, siempre metiendo el dedo en la llaga.
ResponderEliminarSaludos!
Es muy cruda, desde luego: no apta para quienes se impresionan con facilidad.
EliminarSaludos.