Título original: Marcello mio
Director: Christophe Honoré
Francia/Italia, 2024, 120 minutos
Marcello mío (2024) de Christophe Honoré |
Inclasificable en la misma proporción que la mayor parte de títulos que integran la filmografía del francés Christophe Honoré, Marcello mio (2024) bebe de fuentes tan diversas como la comedia, el musical o la ficción documental. Aunque es, por encima de todo, el homenaje personalísimo de una hija al padre y actor mítico cuyo centenario se conmemora estos días. Hasta el extremo de que Chiara termina por adoptar la personalidad de quien, además de su apellido y unos inconfundibles rasgos faciales, le transmitió también la pasión por el arte interpretativo.
A este respecto, se da la circunstancia de que muchos de los miembros del reparto se interpretan a sí mismos, lo cual no hace sino incrementar la sensación de que todo queda en familia. Así pues, Catherine Deneuve encarna a la madre que ve con preocupación la deriva que gradualmente toman los acontecimientos, en un juego en el que intervienen por igual la nostalgia y la atracción obsesiva hacia la figura paterna.
Al mismo tiempo, la puesta en escena de Honoré acentúa el carácter histriónico de un personaje que, al resucitar en pleno siglo XXI, pierde su aureola de latin lover para adoptar un aire más chaplinesco. De ahí que al emular el icónico baño en la Fontana di Trevi de La dolce vita (1960) la policía lo detenga como si de un loco se tratase.
A fin de cuentas, la transmutación que lleva a cabo Chiara, por más que ella se meta en el personaje, ni siquiera logrará convencer a Stefania Sandrelli durante el transcurso de un peculiar espacio televisivo en el que compiten diversos dobles o versiones de Mastroianni. Y es que, en definitiva, la película aspira a ser una especie de exploración tragicómica en torno a temas como la construcción de la identidad, determinados fantasmas familiares o el legado artístico sin que tampoco llegue a quedar muy claro cuál de ellos sería el más determinante.
Original propuesta que tiene algo de ensoñación.
ResponderEliminarBastante, diría yo.
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