Director: Francisco Pérez-Dolz
España, 1963, 105 minutos
El mujeriego (1963) de Pérez-Dolz |
Aparte de haber dirigido el célebre filme policíaco A tiro limpio (1963), la que para muchos es considerada como su obra cumbre, Paco Pérez-Dolz firmaba aquel mismo año la comedia El mujeriego (1963), teóricamente uno de esos vehículos al servicio del humorista de turno, en este caso el histriónico Casto Sendra, más conocido por su nombre artístico: Cassen (1928-1991).
En un primer momento, según relata Ferran Alberich en su interesantísima monografía sobre el cineasta catalán (Paco Pérez-Dolz: El camí de l'ofici, 2007), habría sido el propio Cassen quien sugirió a la productora Este Films un guion de su cosecha, al parecer tan de brocha gorda que Pérez-Dolz se vio obligado a reescribirlo por completo de arriba a abajo, dándole un enfoque mucho más realista.
Con Carmen de Lirio, la viuda de al lado |
A grandes rasgos, el protagonista de la cinta, Juan Domínguez Choto, representa al típico españolito de la época del desarrollismo, feo, canijo y, por encima de todo, obsesionado con el sexo. Así que sólo le faltaba acertar los catorce resultados de una quiniela para dejar plantada a su novia (Paloma Valdés) y liarse la manta a la cabeza... Sin embargo, y contrariamente a lo que en principio cabría esperar, lo más reseñable de una película de tales características no reside tanto en la comicidad de las situaciones, que también, sino en pequeños detalles que permiten entrever la inteligencia de su director.
Así, por ejemplo, el hecho de que un quiosquero confiese que el Romancero gitano de Lorca se vende "como el agua" o que el tal Domínguez, pese a no ser ninguna lumbrera, lea y cite el ensayo del doctor Marañón sobre la figura de Don Juan apunta un trasfondo menos frívolo de lo que a priori pudiera creerse. Quizá por ello, porque los diálogos contienen réplicas intencionadas, se hace que uno de los personajes, el señorito andaluz, aluda a la Nouvelle Vague para, acto seguido, sentenciar: "A mí me gusta el cine español, cine agradable, sencillo, donde te sale un niño que canta, ¡ole!, y es un niño que canta".
Pequeños detalles en los que el realizador deja su sello.
ResponderEliminarYa lo creo. Por ejemplo cuando la madre del cura enciende y apaga la luz cada vez que entra y sale de la cocina (se supone que para así ahorrar electricidad).
EliminarNo muy brillante la filmografía de Cassen; en general, y con claras excepciones como "Plácido".
ResponderEliminarUn abrazo.
Digamos que era más humorista que actor.
EliminarUn abrazo.