domingo, 26 de diciembre de 2021

Los mejores años de nuestra vida (1946)




Título original: The Best Years of Our Lives
Director: William Wyler
EE.UU., 1946, 170 minutos

Los mejores años de nuestra vida (1946) de William Wyler


Algo no debía ver muy claro parte de la sociedad estadounidense cuando, a principios de los años cuarenta, el cineasta Frank Capra decidió titular una serie de sus documentales de guerra con un asertivo Why We Fight ("Por qué luchamos"). El caso es que, entonces como ahora, ni todo el mundo siente por igual el ardor patriótico ni ningún conflicto armado se saldó jamás sin cobrarse un inmenso sacrificio en vidas humanas. De ahí que la maquinaria propagandística, valiéndose de su poderoso brazo hollywoodense, necesitase agitar conciencias en pro de la causa. Incluso, como a continuación veremos, inmediatamente después de la victoria.

El éxito apabullante de The Best Years of Our Lives (1946) sólo puede explicarse si se tiene en cuenta que muchos veteranos de guerra se sintieron identificados con las dificultades a las que se enfrentan los tres protagonistas de la película en su ardua reincorporación a la vida civil. Ellos y sus respectivas familias, por supuesto, para quienes tampoco fue tarea fácil recibir a unos esposos o hijos que volvían notablemente transformados del frente, a menudo con secuelas irreversibles.



Quizá porque el propio William Wyler quedó parcialmente sordo en acto de servicio, lo cierto es que puso especial esmero en la realización de un filme que se vio recompensado por la Academia con ocho estatuillas (incluidas las de Mejor Película y Mejor Director) más un premio especial para Harold Russell "por traer esperanza y coraje a sus compañeros veteranos a través de su papel de Homer Parrish". De hecho, el suyo constituye un caso insólito, puesto que, habiendo obtenido también el galardón a Mejor Secundario, se trata del único actor que ha ganado dos Óscar por la misma interpretación.

Son varios los momentos en los que los diálogos subrayan cómo debieran ser acogidos quienes han sacrificado "los mejores años de sus vidas" defendiendo la libertad. Uno de los más emotivos es el discurso en el que Al (Fredric March), en su nueva faceta de ejecutivo bancario, defiende que los ex combatientes merecen recibir créditos hipotecarios con el único aval de su honestidad. Aviso para navegantes, teniendo en cuenta, como señalan un par de personajes en el centro comercial, que ya había quienes miraban con recelo a estos recién llegados en busca de empleo y hasta quien pone en tela de juicio si realmente valió la pena luchar contra Alemania y Japón en lugar de hacerlo contra el Comunismo. En cualquier caso, las palabras finales de Fred (Dana Andrews) a Peggy (Teresa Wright) dejan traslucir el mismo espíritu del "Sangre, sudor y lágrimas" con el que Churchill había arengado a los británicos: "Tal vez nos lleve años llegar a algún lado. No tendremos dinero ni un lugar decente donde vivir. Tendremos que trabajar y dejarnos la piel..."



6 comentarios:

  1. El film es una adaptación de la novela de MacKinlay Kantor "Glory for me". El prestigioso guionista Robert E. Sherwood, fue el encargado de acometer el trabajo, obteniendo un resultado brillante, con un sólido guión que sirve de base a esta excelente película. Este trabajo le supuso ser investigado años más tarde por el Comité de Actividades Antiamericanas, que estimó que el guión era sospechoso de deficiente patriotismo.
    Respecto al discurso que señalas de Fredric March, cuando el banco le está ofreciendo una cena de homenaje por su regreso, dice entre otras cosas: "El oficial nos dijo: Ven aquella colina, pues hay que tomarla. Pero eso entraña riesgos, le contestamos nosotros, no hay nadie que avale el éxito de la operación. Por consiguiente, ante la falta de garantías, no tomamos la colina y perdimos la guerra contra Japón"

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    1. No deja de ser irónico que acusaran de poco patriótica a una película cuyo objetivo era, precisamente, fomentar que la población civil reconociera el heroísmo de quienes regresaban del frente.

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  2. Hola Juan!
    La he vuelto a ver hace muy pocos días. No puedo mas que suscribir lo que has dicho, muy bien traído ese momento cuando aquel tipo cuestionaba contra quien habían ido a luchar. Si bien no es de los momentos mas significativos hay uno en especial que me gusta mucho, cuando Dana Adrews se mete en aquel bombardero en el cementerio de aviones.
    La película es una maravilla.
    Saludos!!

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    1. Sí: a mí también me gusta mucho esa escena, ya que refleja el estupor del hombre que ve cómo aquello por lo que ha luchado termina en el desguace (por más que se indique que la chatarra servirá para construir casas prefabricadas para los veteranos).

      Saludos.

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  3. La película es un ejemplo de eficacia y concisión narrativa, sobre todo en su primera mitad. Aparte de sus logros puramente cinematográficos, llama poderosamente la atención su discurso sobre la falta de sintonía entre los veteranos y un mundo cambiante, cuando apenas había pasado un año desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

    Un abrazo.

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    1. Supongo que esa falta de sintonía entre civiles y militares es consustancial a cualquier conflicto armado desde que el mundo es mundo. A este respecto, la película (que tiene una innegable intencionalidad propagandística, no lo olvidemos) pretende transmitir el mensaje de que si unos han podido vivir tranquilamente durante la guerra es porque otros no dudaron en sacrificarse por el país.

      Un abrazo.

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