Director: Luis Marquina
España, 1943, 66 minutos
Noche fantástica (1943) de Luis Marquina |
Un exceso de velocidad provoca que el Expreso de la Costa descarrile de madrugada en algún punto indeterminado del litoral catalán. Pese a lo aparatoso del accidente, no hay víctimas ni pasajeros que resulten gravemente heridos, viéndose éstos obligados a alojarse en el modesto hotel de una aldea de pescadores hasta que la vía no vuelva a estar operativa al cabo de veinticuatro horas. Lapso de tiempo durante el que los protagonistas van a vivir la particular velada a la que alude el título de la película.
Tal vez hoy el principal aliciente de Noche fantástica (1943) resida en la presencia en su reparto de un jovencísimo Fernando Fernán Gómez que justo se disponía a dar los primeros pasos como actor cinematográfico. En ese aspecto, su interpretación de ingenuo recién casado permite presagiar, aun tratándose de un mero papel secundario, la fulgurante carrera que el intérprete tenía por delante.
Por lo demás, el resto de personajes encarnan distintas fases del amor romántico, desde el maduro Marqués de Brenes (Mariano Asquerino), que vive apesadumbrado por el recuerdo de su frustrada relación con la Condesa de Tauste (Paola Barbara), hasta la pureza de los sentimientos que Alicia (Isabel de Pomés) siente hacia su novio Pablo (Carlos Muñoz), quien, en cambio, caerá rendido ante los encantos de la condesa...
Se trata, por lo tanto, de una típica comedia de teléfono blanco, con el inconfundible sello de Cifesa, sofisticada en su planteamiento y en lo artificioso de unos diálogos repletos de clichés. Cine de evasión, propio de una posguerra muy distinta a esos idilios aristocráticos que se muestran en pantalla, pero que en esta ocasión, al haberse rodado en los barceloneses estudios Trilla-Orfea, adquiere una nota autóctona en la escena de la fiesta local en la que los lugareños danzan al son de las sardanas del maestro Pichot.
Mira por donde, el argumento, aunque no sea exactamente igual, me ha recordado el de un relato de Emile Zola titulado "Viaje circular".
ResponderEliminarPues fíjate tú qué casualidad, porque la película tiene, precisamente, estructura circular: comienza con una locomotora saliendo de un túnel y acaba con un tren que se adentra en la oscuridad de otro.
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