jueves, 25 de julio de 2019

Siempre es domingo (1961)




Director: Fernando Palacios
España, 1961, 81 minutos

Siempre es domingo (1961) de Fernando Palacios


Fernando Palacios vivió apenas cuarenta y nueve años —pocos, si lo medimos según los parámetros actuales—, pero suficientes para dejar tras de sí una filmografía en la que sobresalen títulos como La gran familia (1962) o El día de los enamorados (1959). Todos ellos con el mismo denominador común: ensalzar una vida color de rosa que coincidiese plenamente con el discurso oficial que, desde las altas instancias del Estado, le interesaba promover al franquismo.

En ese sentido, hacer que una película se titule Siempre es domingo resulta, ya de por sí, un claro reproche hacia la conducta de la pandilla de jóvenes protagonista. Porque eso de enlazar una juerga con otra es propio de holgazanes egoístas y los individuos comme il faut (o "como Dios manda", según la versión nacionalcatólica de la célebre máxima francesa) deben obediencia ciega a sus santos padres. Amén. Por eso el barman Paco (Arturo López), experto conocedor de la fauna nocturna desde su atalaya privilegiada, acaba sentenciando: "Sin alcohol se sienten inseguros; el alcohol los hace superiores. Los agiganta. Después de unas copas se creen más fuertes..."



Sin embargo, no hay ni uno solo de estos mozos y mozas (todos ellos en edad de merecer) que no cojee de un pie o del otro. Materialista sin escrúpulos, Luis (Carlos Larrañaga) vive obsesionado con cazar a alguna rica heredera. David (Pepe Rubio) es un arquitecto ocioso, capaz de agenciarse una sortija que no es suya para jugársela a las cartas. Carlota (María Mahor) intenta por todos los medios seducir a un honesto hombre casado. Clara (Mara Cruz) desprecia a su padre porque, a pesar de ser juez, gana muy poco dinero. Y Doris (María Luisa Merlo) se las da de niña bien entre sus amigos cuando, en realidad, es la sirvienta de un matrimonio norteamericano.

Fingen lo que no son con el objetivo de llevar una existencia vacua. Y, claro: al final acabará imponiéndose la lógica del patriarcado imperante. La dulce Teresa (Susana Campos) hará entrar en razón a David. Clara logrará ver el lado poético de la realidad gracias a su matrimonio con Víctor (José Luis Pellicena). El resto tal vez no tenga remedio. Aunque es el juez Andonelli (Fernando Rey) el encargado de dictaminar el diagnóstico de los males que aquejan a la juventud: "Yo mismo he fracasado como educador. Tenemos los defectos de nuestra sociedad. Y un estado de ánimo colectivo contra el que no luchamos porque somos cobardes. Todos sabemos que la persecución del placer a la que se lanzan los jóvenes es falsa y peligrosa. Y, sin embargo, la toleramos". "Dios nos ha abandonado" puntualiza el padre de  Carlota. "No, le hemos abandonado nosotros... ¿Cómo vamos a pedirle que nos ayude si no estamos dispuestos a obedecer sus mandatos?"


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Acabo de comprobar que la tengo en "Flix Ole", este finde me la veo, me interesa lo que planteas en tu reseña.
    Saludos y hasta la proxima!

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    1. Pues nada, hombre: ya me dirás qué te ha parecido. No es "Rebelde sin causa", ni Madrid era Hollywood, pero este tipo de cine mojigato resulta hoy muy útil para hacerse una idea de lo que supuso el franquismo sociológico.

      Saludos y buen fin de semana.

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