Título original: მძევლები
Director: Rezo Gigineishvili
Georgia/Polonia/Rusia, 2017, 103 minutos
Rehenes (2017) de Rezo Gigineishvili |
Los hechos que se describen en Rehenes son susceptibles de ser considerados como una heroicidad o bien como un ataque terrorista en función del bando desde el que sean analizados. Las autoridades soviéticas de 1983 lo tuvieron muy claro y actuaron en consecuencia. Pero para muchos georgianos el plan organizado por un grupo de jóvenes pertenecientes a la élite intelectual del país (secuestrar un vuelo comercial con destino a la turística Batumi para desviarlo hasta Turquía y así poder huir a Occidente) sigue siendo, treinta y cinco años después, una proeza que pone de manifiesto la falta de libertades que oprimía a los ciudadanos de la antigua URSS.
En ese aspecto, el realizador Rezo Gigineishvili no duda en tomar partido a la hora de retratar a los dirigentes comunistas como un atajo de intransigentes burócratas, incapaces de reconocer, en lo que ellos consideran gravísima traición a la patria, el anhelo de una juventud que ansía gozar de una mayor libertad de movimientos y de pensamiento. Al fin y a la postre, lo que quieren Anna, Nika y el resto de muchachos implicados en el secuestro se concreta en cosas tan inofensivas como un vinilo de los Beatles, unos cuantos paquetes de Marlboro, ejemplares del Play-Boy y poco más, pese a que cualquiera de esos objetos represente muchísimo para quien nunca los ha tenido.
Nika (Irakli Kvirikadze) y Anna (Tinatin Dalakishvili) |
Los padres, pertenecientes a la generación que creció con los rigores de la posguerra, no dan crédito a lo sucedido: "¿Qué les faltaba?" "¡Si lo tenían todo!" son las frases recurrentes que, una y otra vez, se irán repitiendo cuando se precipiten los acontecimientos. Tal vez no haya una única respuesta que pueda aclararlo. En todo caso, la película no nos la brinda. Lo que sí que parece evidente es que el título no alude únicamente a los pasajeros retenidos en el Túpolev: rehenes son todos los que viven privados de libertad, tanto los que parecen ignorarlo (padres, profesores, médicos...) como los hijos de éstos, conscientes de la situación y dispuestos a cometer un disparate con tal de largarse.
Ahora bien: si hay un elemento que se nos antoja sumamente perturbador en la trayectoria de los protagonistas es el paralelismo (leve, pero real) con el proceso de radicalización experimentado hoy en día por algunos jóvenes captados para la lucha yihadista. En Rehenes es un pope de la iglesia ortodoxa el acusado de haberles sorbido el seso, lo cual demuestra que fenómenos como éste no son patrimonio exclusivo del Islam. Además, y teniendo en cuenta que el religioso es caracterizado como un tipo fanático con aires de Rasputín, queda bastante clara, a través de este personaje, la opinión que le merece al director del filme el ascendiente de la jerarquía eclesiástica sobre la sociedad georgiana.
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