Directora: Jacqueline Audry
Francia, 1951, 95 minutos
Olivia (1951) de Jacqueline Audry |
κὤττι μοι μάλιστα θέλω γένεσθαι
μαινόλᾳ θύμῳ, τίνα δηὖτε πείθω
μαῖς ἄγην ἐς σὰν φιλότατα τίς τ, ὦ
Ψάπφ᾽, ἀδίκηει;
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
mísera Safo?
Olivia empieza y acaba con una calesa que avanza por un camino del bosque. Su protagonista es una joven británica, fácilmente impresionable, que pasará interna una temporada en una escuela francesa para señoritas de buena familia adonde es enviada la flor y nata de la alta sociedad.
Las rivalidades y afinidades entre las internas, con grupos de incondicionales en torno a una u otra, están a la orden del día, con lo que ello comporta cuando las cosas se salen de madre. En especial porque tanto Olivia (Marie-Claire Olivia) como la inestable Cara (Simone Simon) rivalizan por obtener la atención de Mademoiselle Julie (Edwige Feuillère), la cautivadora y venerada profesora de literatura francesa, capaz de embelesar a sus discípulas recitando los versos de Racine o Victor Hugo.
Se comprenderá enseguida, por consiguiente, que la situación llegue a hacerse insostenible por lo equívoco de la relación que se establece entre la señorita Julie y algunas de sus alumnas, especialmente Olivia, a la que incluso se llevará de viaje a París para enseñarle el Louvre.
Aunque hay otros filmes ambientados en el ámbito educativo, anteriores y posteriores, que presentan similitudes con Olivia. Podríamos citar, entre otros, Muchachas de uniforme (Mädchen in Uniform, 1931) de Leontine Sagan y Carl Froelich, cinta alemana en la que también se explica el amor sáfico que una alumna siente por una profesora. Hubo un remake mejicano de la misma en 1951 dirigido por Alfredo B. Crevenna y otro más siete años después: la coproducción francoalemana Corrupción en el internado (1958) que dirigió Géza von Radványi y que protagonizaron Lili Palmer y Romy Schneider.
Sentada en el centro, Cara (Simone Simon) mira a Olivia (Marie-Claire Olivia), a la derecha |
Las rivalidades y afinidades entre las internas, con grupos de incondicionales en torno a una u otra, están a la orden del día, con lo que ello comporta cuando las cosas se salen de madre. En especial porque tanto Olivia (Marie-Claire Olivia) como la inestable Cara (Simone Simon) rivalizan por obtener la atención de Mademoiselle Julie (Edwige Feuillère), la cautivadora y venerada profesora de literatura francesa, capaz de embelesar a sus discípulas recitando los versos de Racine o Victor Hugo.
Olivia besa la mano de Mlle. Julie (Edwige Feuillère) |
Se comprenderá enseguida, por consiguiente, que la situación llegue a hacerse insostenible por lo equívoco de la relación que se establece entre la señorita Julie y algunas de sus alumnas, especialmente Olivia, a la que incluso se llevará de viaje a París para enseñarle el Louvre.
Aunque hay otros filmes ambientados en el ámbito educativo, anteriores y posteriores, que presentan similitudes con Olivia. Podríamos citar, entre otros, Muchachas de uniforme (Mädchen in Uniform, 1931) de Leontine Sagan y Carl Froelich, cinta alemana en la que también se explica el amor sáfico que una alumna siente por una profesora. Hubo un remake mejicano de la misma en 1951 dirigido por Alfredo B. Crevenna y otro más siete años después: la coproducción francoalemana Corrupción en el internado (1958) que dirigió Géza von Radványi y que protagonizaron Lili Palmer y Romy Schneider.
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