Título original: Tystnaden
Director: Ingmar Bergman
Suecia, 1963, 96 minutos
Viendo una película de Ingmar Bergman es fácil tener la sensación de que uno está dentro de una pesadilla. Y eso es precisamente lo que ocurre en El silencio. Dos hermanas (interpretadas por Ingrid Thulin y Gunnel Lindblom) se alojan en la habitación de un hotel, en una extraña ciudad de un país cuyo idioma desconocen (a excepción de unas cuantas palabras). Las acompaña el hijo de una de ellas, un niño de trece años llamado Johan que recuerda al protagonista de La infancia de Iván de Tarkovsky, aquel que en sueños vivía en un mundo de mujeres y que pasaba la vigilia rodeado de soldados.
El resto de personajes que habitan el hotel resultan, a pesar de mostrarse inofensivos, un tanto inquietantes: una troupe de enanos saltimbanquis procedentes de un circo madrileño de gira por el país, un viejo y sonriente mayordomo que apenas acierta a hacerse entender mediante la ininteligible jerga que habla...
Periódico de la imaginaria ciudad de Tiimoka |
La incomunicación existente entre Anna y Ester se verá agravada por el hecho de que la primera opta por mantener relaciones con desconocidos, algo que la traductora no puede digerir. Mientras tanto, un tanque irrumpe en las calles del vecindario...
Por lo explícito de algunas escenas, Tystnaden fue una película que generó bastante revuelo en su momento, aunque el verdadero sentido profundo de una obra que, ya desde el título mismo, parecía apelar al silencio de Dios, seguramente pasó mucho más desapercibido.
Por lo explícito de algunas escenas, Tystnaden fue una película que generó bastante revuelo en su momento, aunque el verdadero sentido profundo de una obra que, ya desde el título mismo, parecía apelar al silencio de Dios, seguramente pasó mucho más desapercibido.
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