viernes, 22 de julio de 2016

El cartero siempre llama dos veces (1946)




Título original: The Postman Always Rings Twice
Director: Tay Garnett
EE.UU., 1946, 113 minutos

El cartero siempre llama dos veces (1946) de Tay Garnett


A eso del mediodía me arrojaron del camión de heno. Me había subido a él la noche anterior, en la frontera, y apenas me tendí bajo la lona quedé profundamente dormido. Estaba muy necesitado de ese sueño, después de las tres semanas que acababa de pasar en Tijuana, y dormía aún cuando el camión se detuvo a un costado del camino para que se enfriase el motor. Entonces vieron un pie que sobresalía de debajo de la lona y me arrojaron al camino. Intenté decir alguna broma, pero el resultado fue un fracaso y comprendí que era inútil esperar algo. Me dieron un cigarrillo, sin embargo, y eché a andar en busca de algo que comer.
Fue entonces cuando llegué a la fonda Los Robles Gemelos...

James M. Cain
El cartero siempre llama dos veces
Traducción de Federico López Cruz

No suele ocurrir muy a menudo, pero a veces pasa: el remake supera en fama al original... Hoy quizá muchos no lo sepan, pero The Postman Always Rings Twice no es únicamente la película de Bob Rafelson que protagonizaron en 1981 Jessica Lange y Jack Nicholson. No: hubo otras versiones anteriores de la novela de James M. Cain. De hecho, la del 81 fue... ¡la cuarta!

La primera se llevó a cabo en Francia con el título de Le dernier tournant (Pierre Chenal, 1939). La segunda se rodó en Italia y la dirigió Visconti: Ossessione (1943). Así que correspondería a Tay Garnett el honor de dirigir la primera versión en inglés, en la que John Garfield y Lana Turner fueron la pareja explosiva.

De izquierda a derecha: Garnett, Turner y Garfield


A pesar de ir vestida casi siempre de blanco, la Cora que compuso esta última es una de las femmes fatales más negras que haya dado la historia del cine. Rubia platino de una belleza dolorosa, Cora representa para Frank Chambers (Garfield) lo mismo que la tentación en el destino de tantos hombres desde la manzana de Adán y Eva. Ya desde su electrizante presentación (un pintalabios rueda por el suelo y la cámara, en un fugaz travelín, nos conduce hasta ella), esta imponente mujer va a conseguir cambiar el rumbo del destino de quienes se crucen en su senda.

Cualquiera se resiste...


Luego vendrán las complejidades judiciales, urdidas por el fiscal Sackett (Leon Ames) y el abogado Keats (Hume Cronyn), en las que la pareja de enamorados se enredará fatal e irremediablemente. Todo con la intención de, merced al discurso final de Frank (de los que marcan época), acabar haciendo apología de la pena de muerte.

Nick (Cecil Kellaway) no sabe la que se avecina

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