Título original: A ciascuno il suo
Director: Elio Petri
Italia, 1967, 99 minutos
A cada uno lo suyo (1967) de Elio Petri |
Aquello tan manido de que la curiosidad mató al gato podría aplicársele al Profesor Paolo Laurana (Gian Maria Volontè), quien parece ser el único personaje de A cada uno lo suyo (1967) en no querer darse cuenta del verdadero alcance del poder de la Mafia en la sociedad siciliana, cuyos largos y sutiles tentáculos no dejan ni un solo ámbito sin corromper. O quizá sí que se da cuenta y es precisamente por ello por lo que no le duelen prendas a la hora de afrontar las posibles consecuencias de luchar por sus ideales.
En todo caso, Laurana es un antiguo comunista, un intelectual que no pierde la esperanza en su afán por hacer brillar la verdad sobre la muerte de dos amigos suyos durante una cacería, al margen de lo que la versión oficial califica de "crimen de honor".
Comienza entonces una investigación por su cuenta que le llevará a analizar el origen de unos misteriosos anónimos que están recibiendo distintas personalidades de la ciudad de Palermo. Lástima que se cruce en su camino Luisa Roscio (Irene Papas), auténtica viuda negra a cuyos encantos no puede evitar sucumbir el bueno de Paolo.
Irene Papas y Gian Maria Volontè |
Adaptación de la novela homónima de Leonardo Sciascia (1921–1989), A cada uno lo suyo se enmarca en la línea de cine político que Elio Petri desarrolló con valentía a lo largo de los años sesenta y setenta con la intención de desenmascarar la hipocresía de determinados sectores de la vida pública italiana.
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