Director: Fernando León de Aranoa
España, 2010, 113 minutos
Amador (2010) de Fernando León de Aranoa |
Se titula Amador (2010), aunque la película nos habla en realidad de Marcela (Magaly Solier), una inmigrante, presumiblemente boliviana, cuyo trabajo como cuidadora de un anciano resulta de vital importancia para sacar adelante la precaria economía doméstica de la joven y su pareja. Pero ni las cosas salen siempre como uno querría ni la joven sabrá reaccionar ante una serie de imprevistos que amenazan con echarlo todo a perder.
Sin dejar de lado la sensibilidad social que caracteriza toda su filmografía, el estilo de Fernando León de Aranoa adquiere en esta cinta pinceladas de humor negro que arrojan una terrible visión del mundo según la cual nadie se salva a la hora de anteponer sus intereses particulares, desde el marido que revende rosas robadas impregnándolas de ambientador ("porque las flores no huelen a flores") hasta la hija que aparca al padre con una desconocida, pero que necesita de su pensión para llegar a final de mes.
Y, sin embargo, y por extraño que parezca, uno termina por ponerse en el lugar de todos ellos, comprendiendo que tal vez no actúen tanto por falta de escrúpulos, sino movidos por una acuciante necesidad de supervivencia. De hecho, ya desde la primera escena (pese al toque poético de la flor solitaria recortada contra el horizonte) se hace patente que la lucha por la vida supone la rutina diaria de miles de hombres y mujeres condenados a hurgar en los vertederos de cualquier núcleo urbano.
Una cruda realidad que no es óbice para que el guion, escrito por el propio realizador, nos brinde momentos tan entrañablemente divertidos como los diálogos entre Marcela y la otoñal Puri (Fanny de Castro) o la confesión con el párroco (Manolo Solo). Personajes, todos ellos, que conforman las piezas de los varios puzles que entran en juego a lo largo de la trama. Las mismas a las que el viejo Amador alude a la hora de verbalizar su particular concepción de la existencia: "Antes de nacer te dan todas las piezas. Tú no sabes que las tienes, pero ya te las dieron. Y a ti te toca ir colocándolas en su sitio. Eso es la vida: colocar bien las piezas. No te creas que es nada más complicado."
Una historia que refleja muy bien algunos aspectos de nuestra sociedad.
ResponderEliminarCierto, pero además lo hace con sutileza, captando la hipocresía y la amoralidad que rigen el mundo. El final, propio de una obra maestra, denota una inteligencia magistral.
EliminarUn título muy apreciable que, en su día, si no recuerdo mal, fue bastante maltratado por la crítica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es posible: yo mismo opté entonces por no ir a verla porque, después de "Los lunes al sol" y otras películas por el estilo de su director, me parecía que ésta iba a ser "más de lo mismo". Ahora he podido comprobar lo equivocado que estaba.
EliminarUn abrazo.
Hola Juan!
ResponderEliminarPues es un titulo que desconocía, me la apunto. Por cierto, eso de las flores robadas e impregnadas de ambientador me ha recordado el caso de un amigo, se engancho muy joven y durante años fue dando tumbos buscándose la vida, una de las formas de obtener unas monedas era ir al cementerio por las noches y llevarse las coronas de los entierros para luego vender las flores.
Saludos!
Por lo que veo, se trata de un recurso bastante frecuente: supongo que ante la necesidad la gente espabila como buenamente puede.
EliminarSaludos,