Directores: Alexandre Cirici Pellicer y José Escobar
España, 1950, 76 minutos
Érase una vez... (1950) de Cirici Pellicer y Escobar |
La inconfundible voz de Juan Manuel Soriano nos da la bienvenida a un remoto mundo de ensueño en cuyo horizonte se divisa el castillo de los condes de Aubanel… Han tenido que transcurrir más de siete décadas para que esta joya de la animación, único largometraje que dirigiera el dibujante Escobar (creador, entre otros, de Zipi y Zape o Carpanta), recupere su colorido original por obra y gracia de la Filmoteca de Catalunya tras una ardua tarea de restauración que se ha prolongado durante ocho largos años (concretamente, del 2014 al 2022).
Versión libre de La Cenicienta, según el célebre cuento de Perrault, el estreno de la cinta se vio, sin embargo, condicionado por un hecho que acabaría arruinando su carrera comercial: la coincidencia en el tiempo con el clásico de Disney a propósito del mismo personaje. De hecho, los responsables de Estela Films, la productora barcelonesa encargada del proyecto, se vieron forzados a cambiarle el título, por lo que, en lo sucesivo, pasó a llamarse simplemente Érase una vez... (1950).
Llama la atención enseguida el esmero que Alexandre Cirici Pellicer, uno de los codirectores de la película, puso en la elaboración de los diversos fondos de inspiración renacentista que embellecen buena parte de las escenas. Escobar, en cambio, parece ser que se encargó de los elementos más humorísticos, introduciendo personajes y situaciones (por ejemplo, la divertida procesión de fantasmas) que en cierto modo preludian lo que será su posterior carrera en el mundo del tebeo.
En esa misma línea de innovación, resulta curiosa la presencia de actores de carne y hueso en aquellos números en los que supuestamente son títeres quienes protagonizan la acción. Ello ocurre en un par de ocasiones, ambas primorosamente coreografiadas por el Esbart Verdaguer bajo la supervisión de Manuel Cubeles, Luis Moreno-Palli y Jaume Picas Guiu. Y es que conviene tener muy presente que, además de cuento de hadas, el filme aspiraba a ser también un musical con destellos cómicos. Buena prueba de ello sería la lección de etiqueta palaciega en forma de ópera bufa italiana o melodías más de corte jazzístico, como la que entona el gremio de zapateros mientras éstos se esfuerzan en vano por determinar el origen del zapatito de cristal y uno de ellos concluye cantando aquello de: "¡Si no fuera el siglo XV, de plexiglás diría que es!"
Una verdadera joya que no he tenido el placer de ver.
ResponderEliminarPues no tardes en hacerlo, porque creo que merece bastante la pena.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarVaya, menuda maravilla nos traes. Escobar forma parte de mi infancia, me devoraba las historias de Zipi y Zape así como otras de su creación.
Si a Escobar lo tengo presente a Soriano mas de lo mismo, esa voz es inconfundible, fíjate que a veces con algunas películas clásicas siento la curiosidad de comprobar con que doblaje vienen y si me encuentro los de la época a veces me veo un ratito (en alguna ocasión me la acabo viendo entera...) y es que esas voces eran realmente maravillosas.
Pues nada, gracias por traerla.
Saludos!
Hola, Fran:
EliminarAunque yo soy defensor de las versiones originales, realmente debo admitir que aquí tuvimos una excelente escuela de dobladores.
Y respecto a esta película, no dejes de echarle un vistazo: merece muchísimo la pena.
Gracias por tus comentarios y hasta pronto.