Director: Roman Polanski
Reino Unido/Francia, 1979, 164 minutos
Tess (1979) de Roman Polanski |
Una de las ramificaciones más reconocibles, sin ser la principal, en la filmografía de Polanski es la que engloba los títulos de clara raigambre historicista y literaria. Se trata de una faceta que el director polaco inauguró con su particular versión de Macbeth (1971) y a la cual pertenece también Tess (1979). Otros ejemplos posteriores serían Oliver Twist (2005) o incluso J'accuse (2019).
El caso que nos ocupa surge de la adaptación de la novela Tess la de los d'Urbervilles, publicada originariamente en 1891 por el inglés Thomas Hardy (1840-1928). Para encabezar el reparto, Polanski eligió como protagonista a una jovencísima Nastassja Kinski, de apenas diecisiete años, con la que se rumorea que podía estar unido sentimentalmente. Circunstancia, esta última, fruto de la mala reputación que por aquel entonces ya perseguía al cineasta y que le obligó a rodar su película en Francia, pese a estar ambientada en el condado de Dorset, para así evitar que lo extraditasen a EE.UU.
Respecto a por qué Polanski eligió llevar a la pantalla una obra a priori tan alejada de lo que hasta la fecha había sido la tónica general a lo largo de su carrera existe también una razón de peso, relacionada con la dedicatoria ("to Sharon") que cierra los títulos de crédito iniciales. Y es que la que fuera su esposa, asesinada una década antes a manos de una secta satánica, tenía el texto de Hardy entre sus lecturas predilectas.
Una puesta en escena sosegada, elegantemente adornada con la majestuosa banda sonora de Philippe Sarde y en la que, además del vestuario diseñado por Anthony Powell, destacan la dirección de arte de Pierre Guffroy y Jack Stephens, así como la fotografía de Ghislain Cloquet y Geoffrey Unsworth (este último fallecido durante el rodaje y reemplazado por el primero). Tres fueron, de hecho, los premios Oscar que obtuvo la cinta en esas mismas categorías. No obstante, si por algo destaca la película no sería tanto por su espléndido palmarés, sino por la delicadeza con la que se expone la historia de una joven humilde e inocente que acabará siendo víctima de la ambición desmesurada de sus padres, ávidos de emparentar con la nobleza local, así como de la hipocresía imperante entre la aristocracia victoriana.
Polanski abandona lo que para algunos son sus señas de identidad, para ofrecernos este drama romántico, en el que la hipocresía y el poder de las convenciones sociales, se ponen de manifiesto. Con una fotografía de corte naturalista que se recrea en los maravillosos paisajes en los que se desarrolla la acción, todo ello acompañado de una ambientación que cuida el detalle y de una partitura que no desmerece en absoluto del resto del film. Pocas veces la encontraremos a Nastassja Kinski tan bella y magnífica como en este papel.
ResponderEliminarSe trata, en efecto, de una de las películas más logradas del cineasta.
EliminarQue tal Juan!
ResponderEliminarRecuerdo aquella irrupción de Nasassja Kinski, imposible no enamorarse. Hace mucho que no la he vuelto a ver.
Saludos y feliz semana!
De hecho, la actriz le estuvo muy agradecida a Polanski porque, a diferencia de otros directores, éste le ofreció un papel muy digno y para el que no era necesario desnudarse en ninguna escena.
EliminarSaludos.
Una película bellísima.
ResponderEliminarUn abrazo.
En todos los sentidos. También como declaración de amor a la esposa fallecida.
EliminarUn abrazo.