Título original: Code inconnu: Récit incomplet de divers voyages
Director: Michael Haneke
Francia/Austria/Rumanía/Alemania, 2000, 118 minutos
Código desconocido (2000) de M. Haneke |
Una indigente pide limosna sentada en la esquina de un populoso barrio parisino. De repente, un joven transeúnte que pasaba junto a ella lanza sobre el regazo de la mujer, y de muy malas maneras, una bolsa de papel. Lo cual propicia las protestas airadas de otro muchacho, éste de color, quien increpa al agresor reprochándole su conducta y exigiéndole que se disculpe de inmediato. La policía no tarda en intervenir. Resultado: el joven negro es detenido y la inmigrante rumana deportada a su país...
La clave para llegar al fondo de Code inconnu (2000) nos la aporta su propio subtítulo, ese "relato incompleto de diversos viajes" que no es sino una forma velada de aludir a las distintas vidas humanas que se entrecruzan a lo largo de la película. Una manera de narrar muy característica de Haneke y que, como ya sucediera en su anterior 71 fragmentos de una cronología del azar (71 Fragmente einer Chronologie des Zufalls, 1994), consiste en una sucesión de escenas aparentemente inconexas que corta abruptamente cuando le parece.
Para una correcta comprensión de lo que aquí se muestra, tal vez habría que incidir en la firme voluntad del cineasta a la hora de evidenciar las desigualdades sociales en un mundo interconectado y cómo lo que ocurre en la capital francesa, por muy anecdótico que parezca, puede repercutir negativamente sobre la existencia de seres humanos que se hallan dispersos por todo el planeta, ya sea en Rumanía, en Kosovo o hasta en Mali.
Pero además de las conexiones que puedan darse entre los destinos de los personajes, como consecuencia de habitar todos ellos en una aldea global, lo verdaderamente significativo de la cinta radica en la denuncia que se lleva a cabo de la indiferencia burguesa respecto a la pobreza y la marginalidad en el seno del primer mundo. Así pues, llama poderosamente la atención que sean precisamente los más vulnerables, caso de Amadou (Ona Lu Yenke) en la escena inicial que comentábamos más arriba o del viejo árabe (Maurice Bénichou) que planta cara a los individuos que increpan a Anne (Juliette Binoche) en el metro, quienes adoptan una actitud comprometida y valiente mientras los "civilizados" europeos miran hacia otro lado.
Situaciones, desgraciadamente, muy reales.
ResponderEliminarTan reales que no parece que estemos frente a una obra de ficción.
EliminarGlobalización e indiferencia. Haneke sirve un retrato desolador de la Europa contemporánea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto. Sobre todo de las clases acomodadas. Lo triste es que, más de veinte años después de su estreno, la cinta no ha perdido ni un ápice de vigencia, sino que resulta más actual que nunca.
EliminarUn abrazo.