martes, 21 de mayo de 2024

Nina (2024)




Directora: Andrea Jaurrieta
España, 2024, 105 minutos

Nina (2024) de Andrea Jaurrieta


Heridas de un pasado remoto que nunca han llegado a cicatrizar del todo se encuentran en el origen de Nina (2024), thriller de ambientación vasca que supone el segundo largometraje dirigido por la navarra Andrea Jaurrieta (Pamplona, 1986). La historia gira en torno a una actriz de cierto éxito (Patricia López Arnaiz) que al cabo de los años regresa a su pueblo con ánimo de revancha. De hecho, pronto quedará claro que su ajuste de cuentas tiene por objetivo saldar una deuda que quedó pendiente con Pedro (Darío Grandinetti), escritor de novelas de viajes, mucho mayor que ella, con el que mantuvo una fugaz e iniciática relación sentimental durante su adolescencia.

Sin ahondar excesivamente en las motivaciones íntimas del personaje, que el espectador tendrá ocasión de conocer a su debido tiempo, baste decir que el rifle que la protagonista lleva en el interior de una bolsa de deporte se convierte en símbolo de su obsesiva voluntad de vengar a la chica inexperta que un día fue. En ese orden de cosas, el reencuentro con sus antiguos amigos y vecinos reaviva en ella el recuerdo doloroso de algo que le dejó importantes secuelas tanto psíquicas como fisiológicas.



El caso es que la cámara no duda en mostrar la sangre de una mujer traumatizada cuyas evocaciones, la mayor parte de ellas desgarradoras, desfilan a lo largo de la cinta en forma de recurrentes flashbacks en los que la barcelonesa Aina Picarolo interpreta con bastante solvencia el papel de la Nina quinceañera. Que la intriga se mantenga por igual a lo largo de sus más de cien minutos de metraje ya sería harina de otro costal...

Aun así, no cabe duda de que la puesta en escena, muy contenida, subrayada a su vez por una intrigante partitura a cargo de Zeltia Montes, bebe de fuentes tan diversas como el wéstern —no en vano, en el cine local están proyectando Johnny Guitar (1954), otra historia de vendettas a cargo de una mujer fuerte— o incluso La gaviota de Chéjov. Dramatismo que el color rojo del cartel, de la camisa de la propia Nina y hasta de los títulos de crédito con los que se cierra la película no hace sino acentuar.



2 comentarios:

  1. Innovadoras y siempre interesantes las partituras de Zeltia Montes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hasta ahora no la tenía muy controlada. Intentaré seguirla en lo sucesivo.

      Eliminar