Director: Juan Bosch
España, 1970, 82 minutos
Investigación criminal (1970) de Juan Bosch |
Remake de la muy notable Brigada criminal (1950) con la que Ignacio F. Iquino inauguró la época dorada de nuestro cine policíaco. En esta ocasión, sin embargo, transcurridos veinte años exactos del estreno de aquella película, el tarraconense ejerció únicamente como productor, delegando la dirección en el no menos curtido Juan Bosch, quien, tras prodigarse en acarameladas comedias playeras al servicio de Arturo Fernández, realizaba una nueva incursión en el género que lo había visto nacer como cineasta.
Con todo y con eso, y pese a la espectacular persecución final en una cementera abandonada, esta nueva versión dista una enormidad de los méritos de su modelo. De entrada, porque lo que prima en ella es un erotismo incipiente que, merced a la explicitud de algunos insertos (destinados al mercado internacional y, por razones obvias, excluidos del circuito patrio), permitía rentabilizar la producción en el extranjero.
Por otra parte, en Investigación criminal (1970) no queda ni rastro de aquel carácter propagandístico de su predecesora que subrayaba la conducta intachable de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. En su lugar, la pareja protagonista viaja a bordo de un modesto SEAT-600 que, para colmo, el novato (Ángel Aranda) le "roba" al avejentado inspector Basilio Lérida (Luis Prendes). Mientras tanto, sus desconsoladas esposas tienen que aguantar que las dejen plantadas, una y otra vez, cuando ellos salen corriendo de súbito en pos de algún delincuente.
La trata de blancas, llevada a cabo por una red de lúbricos malhechores con conexiones en Barcelona y Palma de Mallorca, parece el tema ideal de cara a justificar el componente voyerista de una cinta que anuncia ya, sin ambages, la posterior deriva pornográfica que experimentarán los olvidables productos de la prolífica factoría IFISA.
La verdad es que da un poco de lástima la deriva en que fueron entrando este tipo de películas que no mejoraban en nada las producciones que las inspiraban.
ResponderEliminarBueno, según se mire. Yo creo que, a pesar de todo, tienen su encanto. Aunque sólo sea por darse el gusto de desempolvar lo que ya nadie recuerda (o quiere recordar).
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarRecuerdo lo mucho que me gusto la del 50 (es mas, creo que volveré a verla...), fue gracias a ti que la descubrí. Me quedan pendientes leer tus anteriores entradas, solo pasaba para felicitarte las fiestas y desearte lo mejor.
Un abrazo!
¡Muitas graciñas, Fran!
EliminarFeliz Navidad para ti y los tuyos.