Director: Jacinto Molina
España, 1979, 100 minutos
Madrid al desnudo (1979) de Jacinto Molina |
Un nombre tan corriente, tan del montón como Jacinto Molina quizá no le diga nada a muchos cinéfilos. Sin embargo, la cosa cambia cuando se aclara que el susodicho alcanzó la celebridad bajo el alias de Paul Naschy. Dirigiendo e interpretando, huelga decirlo, películas de género, en su mayoría de terror. Tal vez por ello, guiado por el afán de demostrar que también era capaz de hacer cine costumbrista, se embarcó en este proyecto, que decidió firmar con su nombre real.
Basada en la novela homónima de la italiana afincada en España Eduarda Targioni, Madrid al desnudo (1979) pretendía ser un fresco representativo de las fuerzas vivas de la capital. En un momento histórico, además, en el que, con la llegada de la democracia, algunos se apresuraban a cambiarse de bando y otros, como el afamado constructor Baltasar Fernández Candela (Fernando Fernán-Gómez), pretendían mantener intactos sus privilegios de clase. Un reparto coral, pues, adornado con el curioso recurso de hacernos escuchar en off los pensamientos de los personajes.
Sin ser exactamente un drama ni una comedia, la película discurre por los cauces habituales de lo que solía considerarse un producto estándar concebido con la finalidad de rentabilizar su explotación comercial. De ahí que varias de las actrices luzcan sus encantos ante la cámara, dando pie a un doble sentido en el que la desnudez a la que alude el título pasa a ser literal.
Con todo y con eso, lo que acaba prevaleciendo es una cierta voluntad crítica a la hora de mostrar los entresijos de una sociedad cuyas señas distintivas se resumen en la hipocresía, el arribismo y la corrupción. Buena prueba de ello es el enorme ascendente que ejerce en el seno de ese microcosmos el periodista Ricardo Márquez (Agustín González) comprando silencios y extorsionando a unos cuantos peces gordos para que financien la carrera cinematográfica de una atractiva aspirante a estrella que, casualmente, también es su querida.
Pues la verdad es que resulta atractiva.
ResponderEliminarEn algunos momentos puede parecer una película de Garci, aunque más de estar por casa.
EliminarEn aquella época estaba de moda colar la palabra "desnudo" en los títulos. Aunque se tratase de films tan ajenos al destape como el "Cara a cara" de Ingmar Bergman, que aquí bautizaron "Cara a cara al desnudo".
ResponderEliminarUn abrazo.
Conozco la historia (y el cabreo de quienes entraron a ver una peli erótica y se encontraron con uno de los típicos "tostones" del director sueco).
EliminarUn abrazo.