domingo, 5 de septiembre de 2021

Cómo casarse en 7 días (1971)




Director: Fernando Fernán-Gómez
España, 1971, 86 minutos

Cómo casarse en 7 días (1971) de Fernán-Gómez


El tópico de la solterona ha sido a menudo frecuentado por la literatura, sobre todo en obras que giraban en torno a alguna burla cruel. Tal fue el caso, por ejemplo, de La señorita de Trevélez (1916), uno de los títulos más recordados de cuantos conforman la producción dramática de don Carlos Arniches. Y otro tanto podría decirse de la comedia de Alfonso Paso (1926–1978) en la que se basa esta película.

Efectivamente, Cómo casarse en 7 días (1971) narra las vicisitudes de la pobre Laura (Gracita Morales), eterna aspirante al himeneo que, sin embargo, ha visto pasar los años sin que ningún hombre, a excepción del enclenque Periquito (Pepe Sacristán), le proponga subir al altar. De modo que un buen día decide encomendarse a San Antonio para que le busque novio. Y parece ser que la advocación divina da resultado, puesto que hasta tres pretendientes se presentan de improviso en su casa, dispuestos a casarse con ella. Lástima que todo obedezca a una broma de los mozos del pueblo...



Pese a que la trama discurre por los cauces de la bufonada y culmina, por tanto, con un final "feliz", lo cierto es que destila en todo momento ese tono despiadado tan propio de la España profunda. Ya desde el original prólogo cantado, sobre un fondo de acuarelas humorísticas que repasan los avatares del connubio a lo largo de la historia de la humanidad, se percibe una nota mordaz hacia la institución matrimonial, así como respecto a la idea fija de que las mujeres deben casarse a toda costa.

Sin ser un portento ni derrochar ingenio a raudales, la puesta en escena de Fernán-Gómez denota, eso sí, su habitual pericia a la hora de retratar la mala leche de unos seres cuyo horizonte vital no va más allá de lo que marca la moral establecida. Personajes como la madre (Lili Muráti), siempre adusta y autoritaria en el trato, o los zánganos que orquestan el pitorreo a costa de la infeliz casadera ponen de manifiesto una sórdida visión del mundo en la que los sentimientos quedan por lo común supeditados a los intereses materiales. De ahí que a Laura, menos víctima de lo que parece, le baste con elegir a dedo entre el corro de aspirantes que se ha formado a su alrededor tras una semana de órdago.



4 comentarios:

  1. Ya sabemos lo que dan de si este tipo de argumentos.

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    1. Sin embargo, en manos de un tipo como Fernán-Gómez la cosa adquiere, al menos, un cierto interés.

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  2. Hola Juan!
    Te diré algo que quizás suene raro, a mi de niño me gustaba Gracita Morales, y cuando digo "gustar" digo "gustar"... Si bien su voz era muy particular y se tendía siempre al papel cómico a mi me tenia un punto atractivo. En este pequeño video con Iñigo esta estupenda: https://www.youtube.com/watch?v=xkwnuTO2QOQ
    Por supuesto yo tenia un amor en cada puerto, la lista de actrices que me atraían físicamente era muy larga...jeje
    He tenido que ir al diccionario de la RAE, no conocía el significado de "himeneo"...
    Siempre agradecido de tus recomendaciones y de todos esos interesantes datos que nos traes.
    Saludos!

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    1. Sobre gustos no hay nada escrito, Fran. Aparte de que Gracita Morales me parece absolutamente merecedora de la admiración de todo el mundo, como, por otra parte, queda patente en el vídeo de la entrevista con Íñigo (gracias por el enlace). Me pregunto cómo es posible que Almodóvar no contase con ella para alguna de sus películas.

      Saludos.

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