miércoles, 18 de agosto de 2021

La otra vida del capitán Contreras (1955)




Director: Rafael Gil
España, 1955, 86 minutos

La otra vida del capitán Contreras (1955) de Rafael Gil


Tomando como base la novela homónima de Torcuato Luca de Tena, La otra vida del capitán Contreras (1955) planteaba un caso insólito, a medio camino entre lo fantástico y la recreación histórica: ¿qué pasaría si un caballero español del siglo XVII resucitase al cabo de trescientos años como si tal cosa? Evidentemente, huelga decir que el rigor historiográfico y la verosimilitud de los hechos narrados pasan a un segundo plano tratándose, como se trata, de una comedia amable, casi simpática, destinada al entretenimiento de un público no demasiado exigente con esas cuestiones.

Por otra parte, el papel protagonista parece hecho a medida de Fernando Fernán Gómez, actor ya de por sí un tanto quijotesco en sus ademanes y que aquí se halla como pez en el agua encarnando al valeroso (y a veces colérico) capitán de los Tercios de Flandes. Verlo asombrarse por las calles de Madrid preguntando si son normales los prodigios que contempla o rechazar airadamente a los curiosos que le piden un autógrafo forma parte del encanto de este anacronismo andante.



De todas formas, y por más inocente que pueda parecer su argumento, conviene llamar la atención sobre el hecho, bastante sintomático si se tiene en cuenta el contexto sociopolítico en el que tanto la novela como la película fueron concebidas, de que al tal Contreras se lo llevan nada menos que a Nueva York, donde los yanquis no dudan ni un segundo en exhibirlo como reclamo publicitario. Lo cual, unido a la condición de reportero de Cornejo (Fernando Sancho), su principal antagonista, da lugar a un claro contraste entre la caballerosidad castellana y la total falta de escrúpulos de los medios de comunicación de masas en el seno del American Way of Life.

No obstante, como buen espécimen del Siglo de Oro, lo que mueve al intrépido Alonso no son estas cuestiones ideológicas, sino la hermosura de las mujeres. De modo que, una vez alejado de la mala influencia de la sibilina Paca (María Asquerino), éste se refugia en su Toledo natal para disfrutar del amor sincero que le brinda Silvia (Maria Piazzai). Lástima que "la poesía, desgraciadamente, no sienta aún jurisprudencia en ningún tribunal del mundo". Y así, la realidad se impone hasta convertir al capitán Contreras, al igual que ya ocurriese con aquel ingenioso hidalgo cervantino, en una víctima más de la incomprensión humana.



8 comentarios:

  1. Es una pena que la película no hubiera derivado más hacia la ciencia ficción, un género que en aquella época prácticamente no existía en el cine español.
    Ese iracundo capitán Contreras tiene bastante similitud con el auténtico Fernán Gómez.
    En tu entrada anterior me he enterado del nombre del doblador de Groucho Marx. Creo que Ovies también era la voz española habitual de Spencer Tracy.
    Saludos!
    Borgo.

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    1. Hola, Miquel:

      Yo creo que el bueno de don Fernando no era tan fiero como parecía, sino que se trataba, más bien, de un tímido "agresivo".

      Y respecto a Oviés, te confirmo que también dobló a Spencer Tracy.

      Gracias por tu visita y hasta pronto.

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  2. Alguno de los temas que toca resultan un tanto "peligrosos" para la época en que se rodó la película.

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    1. Yo, en cambio, discrepo en cuanto a esa supuesta peligrosidad a la que aludes. Para mí, ya en la novela de Luca de Tena se recurre a aquello tan manido (y tan rancio) de que España es "la reserva espiritual de Occidente". Por eso se opone la heroicidad del protagonista a la frivolidad anglosajona y al sensacionalismo de los periodistas.

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  3. Hola Juan!
    Precisamente ayer en una librería ojeando algunos ejemplares sobre cine le di un vistazo al que han sacado en "Notorious", esta muy bien. Pues nada, otra que añado a la lista.
    Saludos!

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    1. Le he echado un vistazo por internet y tiene buena pinta, aunque tras haber dedicado buena parte del mes de agosto a leer "El tiempo amarillo" creo que poco más puedo aprender sobre el bueno de don Fernando.

      Saludos y gracias por la recomendación.

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