Director: César Fernández Ardavín
España, 1962, 99 minutos
Cerca de las estrellas (1962) de César Ardavín |
Lo primero que llama la atención de Cerca de las estrellas (1962) es su escenografía: una azotea perfectamente reconstruida, con todo lujo de detalles y a escala, en los barceloneses estudios Orphea. Hasta el extremo de que el espectador llega a dudar de si se trata de una vivienda real en vez de un decorado. Probablemente haya un poco de ambas cosas, ya que los exteriores de la película se rodaron en un típico barrio obrero del extrarradio. En todo caso, el mérito de su magnífica dirección de arte cabe adjudicárselo a Juan Alberto Soler (1919–1993), mítico artesano que dejó su impronta en no pocas producciones de la entonces pujante industria cinematográfica catalana.
En segundo lugar, salta enseguida a la vista el origen teatral de un filme que adaptaba la obra homónima de Ricardo López Aranda (1934–1996), galardonada con el Premio Calderón de la Barca en 1960 y deudora, en muchos aspectos, de la célebre Historia de una escalera de Buero Vallejo. Lo cual, lejos de ser un defecto, como muchas veces ocurre en el paso de las tablas a la pantalla, constituye su principal aliciente, dada la espontaneidad de una puesta en escena en la que la cámara se mueve como pez en el agua siguiendo a los personajes a través de aquellos pasillos tan angostos.
Asimismo, buena parte de dicha frescura se debe a la utilización del sonido directo durante el rodaje, algo insólito en una época en la que los diálogos solían rehacerse posteriormente en la sala de doblaje. Aunque, como contrapartida, dicha técnica acarrea alguna que otra pega. Por ejemplo, el extraño acento de George Rigaud, el actor que interpreta al padre, circunstancia que se intenta justificar mencionando en alguna réplica que el hombre estuvo un tiempo en Argentina por motivos laborales.
Por lo demás, Cerca de las estrellas recrea a la perfección ese ambiente veraniego de patio de vecinos y verbenas populares, siempre repleto de ilusiones y algún que otro desengaño. Toda una jornada dominical durante la que la familia Sánchez Gil deberá hacer frente a más de una contrariedad: las dudas existenciales de Juan (Fernando Cebrián), el primer amor de Pablo (Alberto Alonso), la depresión prenatal de Laura (Silvia Morgan)…
Pues me parece muy atractiva.
ResponderEliminarLo es. Va precedida de una nota del director que dice lo siguiente: "He aquí una página de la vida, la historia de un domingo de una familia obrera de mi país, que pudo ocurrir, y quizá ocurra, en cualquier ciudad, un día cualquiera. A mi padre, que me ha enseñado a comprender la vida".
ResponderEliminarHola Juan!
ResponderEliminarBueno, menudas joyitas en ese enlace que nos dejas. Gracias de nuevo.
Saludos!
Ésta, en concreto, no deberías perdértela. Merece mucho la pena.
EliminarSaludos y gracias por tus comentarios.