Director: Luis García Berlanga
España, 1961, 85 minutos
Plácido (1961) de Luis García Berlanga |
Son varias las tendencias de la tradición hispánica que confluyen en Plácido (1961). Por una parte, se percibe de inmediato esa acidez, tan propia de la picaresca, que propicia que cada personaje vaya a lo suyo, por más que el discurso oficial, en vísperas del día de Navidad, proclame aquello tan célebre (y tan fariseo) de "Siente un pobre a su mesa". Hay, en segundo lugar, una cierta nota esperpéntica en lo grotesco de la situación, con esos tipos, como el mítico Quintanilla (López Vázquez), orquestando la cabalgata de mendigos y vedetes por las calles de Manresa. Por último, las réplicas de unos diálogos corrosivamente hilarantes son herencia directa del teatro de Mihura y Jardiel Poncela, puede que hasta de las revistas de humor gráfico como La codorniz.
Primera de las múltiples colaboraciones entre Berlanga y el guionista Rafael Azcona, Plácido supuso para el director valenciano el regreso a la palestra tras cuatro años de inactividad: parón forzado por unas circunstancias en las que la implacable censura del régimen franquista, pero también, muchas veces, la incomprensión de los productores, dio al traste con varios de sus proyectos. No obstante, el buen olfato de Alfredo Matas al frente de Jet Films facilitó los medios materiales necesarios para que, en esta ocasión, la empresa llegase a buen puerto.
El tortuoso periplo nocturno del protagonista, un humilde obrero magistralmente interpretado por Cassen (hasta entonces apenas un cómico de varietés y, a partir de éste su debut cinematográfico, eficaz secundario en más de una treintena de películas), se prolonga a través de interminables escenarios ante la apremiante necesidad de pagar la letra que impida el embargo del motocarro que garantiza su supervivencia y la de su parentela.
El pesimismo que se adivina en el fondo de esta comedia coral deja traslucir la poca fe de sus creadores en la condición humana. Por lo menos en la de los españolitos, pobres o ricos, que pululan a lo largo y ancho de esta trepidante historia, plagada de mezquindades y falsa moral, en la que no faltan beatas pudibundas, ollas Cocinex, familias numerosas instaladas en lavabos públicos y hasta una insólita boda in articulo mortis.
Probablemente, la mejor película de Berlanga, con permiso de "El verdugo".
ResponderEliminarUn abrazo.
Y de "La escopeta nacional", por supuesto. Aunque tienes razón en que éste, quizá por el acierto con el que trata la temática abordada, es uno de los títulos icónicos de su filmografía y aun de toda la historia del cine español. Un abrazo.
EliminarUna tragedia suavizada por ese tono de humor ácido, pero tragedia al fin y al cabo.
ResponderEliminarUna de las tres de la trilogía fantástica de Berlanga. Maravillosa película.
Desternillante y profunda, según se mire. Hace falta ser un genio para lograr esa dicotomía.
EliminarHola Juan!
ResponderEliminarUna maravillosa película que creo se puede codear con los grandes títulos del cine a los que no nos cansamos de alabar. La he visto varias veces y lo seguiré haciendo, se que suena muy trillado, pero cada vez que te pones con ella descubres un detalle, un matiz, un gesto... Hay entre otras muchas cosas una sensación en el ambiente de hambre y necesidad, y diría que no es impostada...
Saludos y feliz semana!
Por descontado que no lo es. La prueba la tienes en que cuando, en los últimos años, se han llevado a la pantalla guiones o proyectos antiguos de Azcona, el resultado carece de la credibilidad de películas como ésta.
EliminarSaludos y gracias por tus comentarios.