Título original: Jules et Jim
Director: François Truffaut
Francia, 1962, 105 minutos
Jules y Jim (1962) de François Truffaut |
Tanto ha cambiado el mundo desde que Truffaut rodase Jules et Jim (y no digamos con respecto al tiempo en el que Henri-Pierre Roché publicó su novela) que hoy a muchos les costará trabajo percibir el carácter subversivo de una película tan audaz en su temática como en lo formal. Pero hablar explícitamente (y sin prejuicios) de triángulos amorosos y relaciones abiertas representaba, a principios de los sesenta, toda una osadía. Que, bastantes años después, el recientemente desaparecido Luis Eduardo Aute también contribuiría a banalizar cuando cantaba aquello de: "Una de dos, / o me llevo a esa mujer / o entre los tres nos organizamos, / si puede ser..."
Bromas al margen, lo cierto es que se comprende a la perfección el entusiasmo que la cinta despertó en un cineasta como Renoir, habida cuenta de las similitudes estilísticas y de espíritu que ésta comparte con Une partie de campagne (1946). De hecho, ya sea verídica o espuria, la anécdota de que Truffaut llevó varios años en el bolsillo de su americana la elogiosa carta que le dedicó el maestro explica bien a las claras la admiración mutua que ambos se profesaban.
Tercer largometraje de su director, Jules et Jim supuso la consagración definitiva de quienes participaron en él: Henri Serre (Jim), el austriaco Oskar Werner (Jules), que volvería a trabajar a las órdenes del realizador en Fahrenheit 451 (1966) y que, casualidades del destino, fallecería tan sólo dos días después que el propio Truffaut (el 23 de octubre del 84) víctima de un infarto.
Fresca, desinhibida, Catherine (Jeanne Moreau) es, paradójicamente, la verdadera protagonista de un filme cuyo título alude a los dos hombres que comparten con ella su amor y su vida a lo largo de varios decenios. Un retrato muy Nouvelle vague en el que la persistente voz en off, unida a la fotografía en blanco y negro de Raoul Coutard y la estridente banda sonora de Georges Delerue (con permiso de Bassiak, seudónimo de Serge Rezvani, quien interviene puntualmente para interpretar, junto a Moreau, "Le Tourbillon") conforman la esencia de una obra maestra tan personal como irrepetible.
Va fer molt de 'soroll' quan la vam poder veure per aquí, en cinemes 'de arte y ensayo'
ResponderEliminarProbablement perquè venia precedida d'una morbositat que la repressió que aquí es vivia va acabar de magnificar.
EliminarTú lo has dicho: una obra maestra.
ResponderEliminarUn abrazo.
No es, ni de lejos, mi película preferida de Truffaut, pero sí una de las que mejor capta el espíritu rompedor de aquella época.
EliminarSaludos
Hola Juan!
ResponderEliminarPoco o nada puedo aportar a tu magnifica reseña. Siempre he pensado que para apreciar ciertas películas hay que tener un camino ya recorrido, ya bien sea una cultura cinematográfica o ciertos años vividos. Tengo muy idealizados esos años.
Me ha encantado esa referencia a la canción de Aute.
Saludos!
Aunque, tal y como apuntas, la experiencia es un grado, yo creo que, en casos como éste, el interés de una película se mide por su espontaneidad, por la capacidad que tiene de sorprender al espectador. En ese sentido, y pese a su voluntad iconoclasta, "Jules et Jim" se ha terminado convirtiendo en un título icónico.
EliminarUn abrazo.