Título original: Fortunella
Director: Eduardo De Filippo
Italia/Francia, 1958, 101 minutos
Fortunela (1958) de Eduardo De Filippo |
A todo cinéfilo que se precie debería sonarle el título de esta película aunque sólo fuese porque el compositor Nino Rota recuperaría, años después, la melodía de su banda sonora para convertirla, con un tempo mucho más pausado, en tema central (y ahora mítico) de El Padrino (1972). Curiosidades al margen, lo cierto es que la mano de Fellini, coguionista del filme junto con Ennio Flaiano y Tullio Pinelli, se aprecia con nitidez en el poso de tristeza que transmite su protagonista: una histriónica Giulietta Masina cuyo personaje se pretende hija de un príncipe pese a vivir en la miseria en compañía de otros marginales no menos caricaturescos, caso del adán Peppino (Alberto Sordi).
Como es también muy felliniano ese contraste entre la triste realidad y la fantasía liberadora que se aprecia cuando la tal Nanda Diotallevi (apodada "Fortunella") vea "realizado" su sueño sobre las tablas de una compañía teatral ambulante que dirige, en un alarde de genialidad, el propio Eduardo De Filippo. De hecho, la relación que entablan Fortunella y el tronado profesor Golfiero Paganica (Paul Douglas) sigue los parámetros de lo ya expuesto en La strada (1954) a propósito de la cándida Gelsomina y el tosco Zampanò.
Son varias las escenas memorables que merece la pena destacar: el profesor bañándose de noche en una fuente pública; Peppino, Fortunella y la oronda Amelia (Franca Marzi) compartiendo lecho para luego acabar como el rosario de la aurora; el combate de lucha libre en el que, de nuevo Paganica, se atreve a retar sobre el cuadrilátero a todo un campeón; la accidentada función en la que un pozo "escupe" los elementos arrojados en su interior...
Habrá quien se desternille de risa ante semejante panorama, pero al buen espectador (como al buen entendedor) pocas palabras le bastarán para darse cuenta de que estos personajes, con sus excesos y su alboroto, tienen, no obstante, más de dramático que no de cómico. Todo ello resuelto, ça va de soi, con el habitual punto de esperanza con el que Fellini gustaba recompensar a sus personajes.
Hola Juan!
ResponderEliminarLa descubri hace pocos años cuando andaba a vueltas con el italiano, trataba (lo sigo haciendo aunque menos) de ver todo lo que tenia a mano (peliculas, televisión, radio...), a decir verdad me dejo un poso de amargura, pero me gusto.
Saludos!
Es interesante porque contiene ideas que Fellini (guionista de la película) desarrollará posteriormente en otros proyectos: la Fontana en La dolce vita, la estanquera de Amarcord, etc.
EliminarUn abrazo.