domingo, 22 de diciembre de 2019

L'inconnu de Shandigor (1967)




Título en español: El desconocido de Shandigor
Director: Jean-Louis Roy
Suiza, 1967, 90 minutos

L'inconnu de Shandigor (1967)
de Jean-Louis Roy


La nube en forma de hongo de una explosión nuclear retrocede hasta desvanecerse por completo: son los efectos del Annulator, potente invención de un científico en silla de ruedas llamado Herbert Von Krantz (Daniel Emilfork) al que otra nube, ahora de periodistas, rodea, a su llegada al aeropuerto, atosigándolo a preguntas que él responde con un desdén no exento de altivez...

La magnificencia de las imágenes en blanco y negro de L'inconnu de Shandigor transmite una frialdad ligeramente distópica subrayada por la pompa orquestal de una banda sonora —compuesta por Alphonse Roy, padre del cineasta— igualmente fastuosa. Un nuevo cine suizo que despertaba, a finales  de los sesenta, para buscar su inspiración en la Barcelona de Gaudí. Si, además, se le suma la presencia siempre seductora de Serge Gainsbourg, el resultado final tenía que ser, a la fuerza, una cinta cuya atmósfera críptica conecta de pleno con títulos del mismo periodo como El año pasado en Marienbad (1961) de Resnais o Lemmy contra Alphaville (1965) de Godard.

Marie-France Boyer en el papel de Sylvaine


Su director, Jean-Louis Roy (Ginebra, 1938), miembro del Groupe 5 (algo así como la Nouvelle Vague helvética), no se ha prodigado excesivamente tras las cámaras, pese a haber sido candidato a la Palma de Oro en Cannes y dejar huella con una película de culto, a medio camino entre la parodia de James Bond y la fábula apocalíptica, de la que, por cierto, hasta fechas muy recientes, apenas sí circulaban copias en condiciones óptimas.

La vacuidad de los grandes espacios desiertos, con esa rectitud de líneas tan propia de las urbes deshumanizadas y alienantes, se acaba convirtiendo en un personaje más, de un modo similar al utilizado por el Antonioni de El eclipse (1962). Y, al mismo tiempo, el telón de fondo de la guerra fría —con una red de espionaje en la que participan agentes de medio mundo, incluida la temible Liga de los Calvos— se dibuja amenazador en el horizonte mientras el planeta se encamina hacia un colapso que parece inevitable.

Serge Gainsbourg: "Bye, Bye Mister Spy!"

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