Director: Carles Prats
España, 2017, 88 minutos
Drácula Barcelona (2017) de Carles Prats |
Fiel a su estilo fresco y dinámico, el último documental de Carles Prats aborda el rodaje de dos películas míticas que se gestaron en paralelo: El Conde Drácula de Jesús Franco y Vampir Cuadecuc de Pere Portabella. Ambas filmadas a principios de los setenta, las dos en Barcelona, pero separadas una y otra por el abismo que dista entre el cine de género y la más pura vanguardia. Lo cual no es óbice, sin embargo, para que se puedan establecer diferentes vínculos entre ellas, máxime cuando la segunda "vampirizó" a la primera. De hecho, el propio Christopher Lee volvería a trabajar con Portabella muy poco después en Umbracle (1970).
Como suele ser habitual en este tipo de formato, el filme cuenta con el testimonio en primera persona de quienes protagonizaron ambos proyectos, reforzado con los comentarios de los críticos Carlos Aguilar, Jordi Costa, Álex Mendíbil y Esteve Riambau. Este último, acompañado del cineasta, ha presentado el documental en la Sala Laya de la Filmoteca, haciendo hincapié (tras la proyección) en el detalle de que la única versión de Drácula, de las interpretadas por Lee, en la que el personaje lucía bigote fue precisamente la rodada por Jess Franco en el barrio gótico, dada su pretendida fidelidad al texto original de Bram Stoker.
Jesús Franco |
¿Y qué vio el director madrileño en la Barcelona del 69 para rodar en ella hasta cuatro películas? Probablemente una ciudad que le recordaba al París desinhibido y moderno que había conocido en su juventud, siendo él (como era) un joven díscolo procedente de una familia de intelectuales. Riambau, por ejemplo, ahonda en la cuestión subrayando cómo los autores de la Escuela de Barcelona supieron desmarcarse de la influencia del neorrealismo italiano, cuando los directores mesetarios aún no habían captado que, para esas fechas, las tendencias verdaderamente innovadoras estaban llegando de Francia.
Sea como fuere, Drácula Barcelona nos brinda la oportunidad de adentrarnos en los entresijos de un cine y de una época irrepetibles, aportando, además, no pocas anécdotas sobre la materia, desde el aciago accidente que le costó la vida a la malograda Soledad Miranda hasta la ocasión en la que Christopher Lee, de rodaje en Rumanía en el 75, topó con un grupo de oficiales del ejército comunista que, nada más verlo, comenzaron de inmediato a santiguarse.
Pere Portabella |
I love Christopher lee since 1958 and i love all his fims and i enjoy listening to is awesome singing voice, i have also enjoyed reading his autobiographies, such a warm kind hearted man, i miss him dearly, i shall never forget him.
ResponderEliminarMr. Christopher Lee was, without a doubt, one of the greatest. I'm happy to share with you an unlimited admiration for his career full of successes. Thanks for your comment and see you soon.
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