Director: Stephan Rick
EE.UU., 2017, 90 minutos
The Super (2017) de Stephan Rick |
Sitges un año más. Con ésta, la que se clausura mañana, ya van cincuenta ediciones. Y en el siempre imponente Auditorio Melià asistimos a un estreno absoluto: The Super, presentada por el equipo de producción al completo. Su director, el alemán Stephan Rick, recogía la Máquina del tiempo en nombre del actor Val Kilmer, quien ha excusado su asistencia.
Dicen las notas de prensa que The Super, primer trabajo que Rick rueda en inglés, se parece remotamente a Mientras duermes (2011) de Jaume Balagueró. Puede. Sin embargo, el ojo avizor del cinéfilo empedernido enseguida reconocerá la impronta de El resplandor de Kubrick: niñas de inquietante rostro ovalado y raya en medio; inacabables pasillos en penumbra; un edificio de apartamentos en apariencia hostigado por una terrible maldición... Y, sobre todo, un empleado (el superintendente que da título a la cinta y que interpreta Val Kilmer) que es devoto practicante del psicovudú ucraniano.
Aun así, el filme adolece de esa obstinada tendencia en un cierto tipo de cine de terror al sobresalto continuo, enfatizado a golpe de trémolo y estallido orquestal. Vamos: lo que se viene llamando susto en román paladino. Sí. Porque, por mucho que las localizaciones se sitúen en pleno Manhattan, por más que el guion de John J. McLaughlin (autor, entre otros, de Cisne negro) pretenda mantenernos durante hora y media sobre ascuas, el resultado final es más bien convencional, por no decir previsible. Con un desenlace, además, entre sarcástico y moralizante, que se podría interpretar como apología de la familia. La concurrencia sitgetana, siempre pronta a las manifestaciones estentóreas, hace oír su voz en el acto: "¡¡No me lo puedo creer!!", profiere alguien a grito pelado desde las últimas filas.
A la salida, tenemos ocasión de cruzar algunas palabras con el director: mediante nuestro inglés de Catchment (o sea de Cuenca), le preguntamos a propósito de un par de escenas clave; y él, muy amablemente y sujetando todavía el trofeo logrado por su protagonista, nos da la razón. ¡Larga vida al séptimo arte y a los realizadores cuasi noveles que se prestan a departir con el respetable!
Si estás viendo a esta niña, a lo mejor es que ha llegado tu hora... |
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