viernes, 7 de octubre de 2016

Les mans buides (2003)













Títulos alternativos: Las manos vacías / Les mains vides
Director: Marc Recha
Francia/España, 2003, 130 minutos



Tras una hora de proyección, la voz cavernosa de un señor mayor se deja oír en la fila de atrás: "Todavía no he entendido de qué va la peli..." Pocos minutos después, una señora de la fila de delante se levanta exasperada y abandona la sala. Y el espectador que se sienta a su izquierda sonríe satisfecho, quizá porque concibió Les mans buides con esa finalidad: se trata de Lluís Miñarro, el exproductor más famoso de Catalunya, y escenas como ésta sólo se viven en la Filmoteca, dedicada en los últimos días a revisar la trayectoria de la extinta Eddie Saeta.

Ciertamente, la película se las trae... ¿Qué pueden tener en común una lavadora, un loro y una pequeña aldea del Pirineo francés? Por descontado que no lo vamos a explicar aquí, ni tampoco vale demasiado la pena. Porque en el cine de Marc Recha lo esencial no es el argumento sino mostrar instantes de la vida de unos personajes en un entorno determinado. En ese sentido, la naturaleza vuelve a tener un protagonismo considerable en Les mans buides, como sucede en la mayor parte de títulos que integran la filmografía de Recha.



En la breve presentación que ha hecho del filme, Miñarro ha dado algunas claves sobre el mismo: rodado en coproducción con Francia, participó en la sección Un certain Regard del Festival de Cannes y contó en su reparto con dos actores notables que exploran registros nada habituales en ellos: el belga Olivier Gourmet (Éric) y el español Eduardo Noriega (Gerard).

Según el productor, en esta película no contamos con el anzuelo que muchas veces constituyen los personajes protagonistas. Por el contrario, no empatizamos con ninguno de ellos y de ahí el título: una vacuidad que Miñarro ha vinculado también con la desolación de un paisaje (los alrededores de Argelès) heredero de los crueles sucesos que allí acontecieron entre el final de la Guerra Civil Española y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Tal vez ése sea el origen de los fantasmas que acosan a Éric, aún muy vivos en una época en la que en apariencia, o al menos oficialmente, empezaban a desaparecer las fronteras entre los estados europeos.

Eduardo Noriega y Marc Recha durante el rodaje de Les mans buides

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