Director: Paul Verhoeven
Francia/Alemania/Bélgica, 2016, 130 minutos
Elle (2016) de Paul Verhoeven |
Se cumple, de nuevo, lo que hace apenas unos días dijimos a propósito de Isabelle Huppert al comentar L'avenir. ¿Será posible que veamos otra vez a la actriz francesa interpretando a una mujer perturbadoramente inquietante? Y aunque en esta ocasión lo haga en un thriller a las órdenes del director de Instinto básico, parece que ya es de obligado cumplimiento el que sus personajes padezcan las secuelas de haber tenido unos padres avasalladoramente dominantes. Bueno, no perdamos más tiempo en ello: a fin de cuentas, la historia del cine está llena de casos de actores y actrices encasillados, por muy sobresalientes que fuesen sus dotes interpretativas...
Pero, ¿y esta Elle, basada en la novela « Oh... » de Philippe Djian? ¿De verdad se supone que hay que mantener en vilo al espectador hasta desvelar quién es el intruso enmascarado que irrumpe en el domicilio de Michèle Leblanc, la ejecutiva agresiva de una empresa de videojuegos a la que da vida la Huppert? Porque está clarísimo desde el principio quién es (y no lo vamos a decir aquí, no, ¡Dios nos libre de incurrir en pecado de spoiler!). Vale que la peli estaba destinada en un principio al mercado americano (de ahí que el guionista sea David Birke); pase que Paul Verhoeven no sólo es el director de RoboCop o de Showgirls sino también de las meritorias Delicias turcas (1973) o El libro negro (2006); pero lo que no tiene perdón es pretender que Elle sea una obra maestra, por muy candidata que fuese a la Palma de Oro en Cannes.
Y no lo es básicamente por una cuestión de credibilidad: ni la historia ni las interpretaciones son verosímiles, ni tampoco una mujer reaccionaría tras una violación como lo hace Michèle. Tampoco hay quien se trague la trama del hijo (Jonas Bloquet), su posesiva novia (Alice Isaaz) y el bebé mulato. Y ¿qué decir de los diversos escarceos sexuales de la protagonista? Aunque esto último debe ser herencia del período americano de Verhoeven.
Ya sabemos que estamos hablando de cine y que la verosimilitud no es condición sine qua non para hacer buenas películas. Pero no menos cierto es que, dependiendo del género (como es el caso del thriller), uno necesita entrar en la lógica de la historia para que los resortes del mismo liberen bruscamente toda su energía al llegar al clímax. Y eso aquí no pasa. O no nos ha pasado a nosotros, por lo menos. Respetando al máximo la opinión de quienes aún crean que Elle es el mejor filme del año (léase Borja Cobeaga vía Twitter, por ejemplo), os emplazamos hasta la próxima entrada en Cinefília Sant Miquel.
Pero, ¿y esta Elle, basada en la novela « Oh... » de Philippe Djian? ¿De verdad se supone que hay que mantener en vilo al espectador hasta desvelar quién es el intruso enmascarado que irrumpe en el domicilio de Michèle Leblanc, la ejecutiva agresiva de una empresa de videojuegos a la que da vida la Huppert? Porque está clarísimo desde el principio quién es (y no lo vamos a decir aquí, no, ¡Dios nos libre de incurrir en pecado de spoiler!). Vale que la peli estaba destinada en un principio al mercado americano (de ahí que el guionista sea David Birke); pase que Paul Verhoeven no sólo es el director de RoboCop o de Showgirls sino también de las meritorias Delicias turcas (1973) o El libro negro (2006); pero lo que no tiene perdón es pretender que Elle sea una obra maestra, por muy candidata que fuese a la Palma de Oro en Cannes.
Y no lo es básicamente por una cuestión de credibilidad: ni la historia ni las interpretaciones son verosímiles, ni tampoco una mujer reaccionaría tras una violación como lo hace Michèle. Tampoco hay quien se trague la trama del hijo (Jonas Bloquet), su posesiva novia (Alice Isaaz) y el bebé mulato. Y ¿qué decir de los diversos escarceos sexuales de la protagonista? Aunque esto último debe ser herencia del período americano de Verhoeven.
Ya sabemos que estamos hablando de cine y que la verosimilitud no es condición sine qua non para hacer buenas películas. Pero no menos cierto es que, dependiendo del género (como es el caso del thriller), uno necesita entrar en la lógica de la historia para que los resortes del mismo liberen bruscamente toda su energía al llegar al clímax. Y eso aquí no pasa. O no nos ha pasado a nosotros, por lo menos. Respetando al máximo la opinión de quienes aún crean que Elle es el mejor filme del año (léase Borja Cobeaga vía Twitter, por ejemplo), os emplazamos hasta la próxima entrada en Cinefília Sant Miquel.
No se han peleado: son Verhoeven y Huppert ensayando una escena |
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