lunes, 13 de junio de 2016

Francofonía (2015)




Título alternativo: Le Louvre sous l'occupation
Director: Aleksandr Sokurov
Francia/Alemania/Holanda, 2015, 88 minutos

Francofonía (2015) de Aleksandr Sokurov


Lo último de Sokurov es un filme que por diversos motivos recuerda a su película más laureada: El arca rusa. Si en 2002 el cineasta optó por situar la acción en el Hermitage, ahora le toca el turno al Louvre parisino. Pero lo que entonces fue fastuosidad en una sola toma en Francofonía se expresa a través de una caligrafía mucho más convencional, lo cual no es impedimento para llevar a cabo una obra igualmente interesante.

La voz del propio director nos pone en situación mediante un diálogo por Skype con un tal Dick, responsable de transportar un valioso cargamento artístico a través de las procelosas aguas del océano. El destino final de dichos cuadros se intuye desastroso, como también parecía que iba a serlo durante la ocupación nazi el de la colección que alberga la pinacoteca fundada por Napoleón. Personaje, este último, que como tantos otros fantasmas que un día habitaron el lugar vaga por sus pasillos a la espera de que alguien se digne a prestarle un poco de atención.

Marianne y Napoleón


Quizá pecando de un cierto afán didáctico, Sokurov opta por explicar los orígenes del museo mediante la recreación del paisaje originario en el que se estableció el castillo/fortaleza que con el devenir de los siglos acabaría siendo el complejo que hoy conocemos. Error en el que vuelve a insistir al explicar en qué consistió el régimen de Vichy: total, para ofrecer una imagen de los alemanes tan perversamente provocadora como inaceptable desde el punto de vista histórico. Viene a decir Sokurov que los nazis eran en realidad unos enamorados de la cultura francesa, refinados degustadores de las exquisiteces de la Ciudad de las Luces, y que fueron personajes como Franz Wolff-Metternich (Benjamin Utzerath) quienes contribuyeron, a menudo contraviniendo las órdenes de sus superiores, a evitar un espolio que parecía inevitable.

Aunque el máximo responsable de trasladar las telas a lugares más seguros, como ya hiciera al ayudar a evacuar el Museo del Prado en vísperas de la Guerra civil española, parece ser que fue Jacques Jaujard, alto funcionario de la administración de bellas artes al que da vida el actor Louis-Do de Lencquesaing.

Al margen de la veracidad de los hechos expuestos, lo realmente atractivo de Francofonía es ese halo de misterio, casi espectral, que en determinados momentos hace que los personajes de La libertad guiando al pueblo o La balsa de la medusa sean capaces de cobrar vida para deambular por las galerías del Louvre en busca del eslabón perdido entre la pintura y el cine.

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