Director: José Díaz Morales
España, 1950, 90 minutos
La revoltosa (1950) de José Díaz Morales |
No tienes que decirme nada: ya sé que soy un pobretón que no tiene dónde caerse muerto. Un don nadie. Pero nunca hubiese creído que tú eras capaz de irte con un hombre por su dinero. Veleta que gira al viento del más fuerte. La revoltosa del barrio que se vende. Eso eres tú...
Madrid, 1897: los compases de la música de Ruperto Chapí ilustran una innecesaria introducción basada en vistas panorámicas de la capital. Tras de la cual arranca la historia de los amoríos entre la Mari Pepa (una Carmen Sevilla a la que doblaron la voz) y Felipe (Tony Leblanc). No es que esta versión, dirigida por José Díaz Morales, añada gran cosa a la zarzuela original, si bien contiene un par de momentos destacables, ambos en el tramo final del filme: uno es la interpretación del dúo «¿Por qué de mis ojos los tuyos retiras?», que la pareja protagonista, en lugar de cantarlo ellos mismos, ve cómo otros lo representan en un teatro como parte de la función que han ido a ver. El otro corresponde al zapateado que Felipe imagina en los tejados de Madrid y que dota a la escena de un componente onírico del que tal vez careciese el libreto de Fernández Shaw y López Silva.
En cuanto al gracejo popular de los diálogos, estos mantienen la misma frescura con la que fueron concebidos y suponen, como es habitual, uno de los puntos fuertes del mal llamado "género chico". Para muestra un botón. Felipe, un mozo de cuerda (lo de "mozo" es un decir) y una oronda señora (Julia Lajos) se resguardan de la lluvia en un portal:
SEÑORA: Bueno, hay perros que parecen personas o viceversa.
MOZO: ¿Lo de viceversa va por mí?
SEÑORA: ¡Ah, no sea usted cursi! Lo de viceversa es un símil.
MOZO: ¿Un símil? ¿De señora o de caballero?
SEÑORA: Ay, gracioso, pero plebeyo. Ay, oh... ¿Es de usted?
FELIPE: No, señora.
SEÑORA: Será de aquí, de este buen mozo.
MOZO: ¿Lo de "buen mozo" es pitorreo?
SEÑORA: Lo digo por la cuerda.
MOZO: Me tranquilizo, porque daño representa usted más que yo.
SEÑORA: Pues usted es tan viejo que de chico tenía que jugar solo porque no había niños. (RÍE) Y usted, no se ría, que se pone muy feo.
FELIPE: ¿Quién? ¿Yo?
SEÑORA: Usted.
FELIPE: Ah, creí que era yo.
SEÑORA: ¿Eh?
FELIPE: Bueno, ya ha escampado. A aliviarse.
SEÑORA: Da gusto cuando le dan a una buenas tardes con educación. Adiós, señor duque. Bueno, y usted, ¿qué?
MOZO: Con usted nada, porque tiene más cuerda que yo.
SEÑORA: Beso a usted la mano.
MOZO: Pues yo no. ¡Adiós, esqueleto!
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